Los Doce rechazan las dos velocidades y reafirman la necesidad de ratificar Maastricht
Los Doce acordaron ayer desechar la vía de dos velocidades en la consecución de la Unión Monetaria y reiteraron la necesidad de proseguir el proceso de ratificación del Tratado de Maastricht. La declaración, fruto de una larga y espinosa discusión en el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin), es una mera manifestación de voluntad política y de intenciones, destinada a dar seguridad a los mercados financieros y a evitar nuevas embestidas contra las monedas más expuestas del Sistema Monetario Europeo. La propia declaración está perfectamente medida para permitir el consenso de los dos polos más opuestos del debate: Alemania y el Reino Unido.
El ambiente en que se reunió ayer en Bruselas el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la CE fue "distendido" y "de gran cordialidad", según aseguró el representante español , aunque añadió que nadie puede tener ninguna duda, visto el lenguaje diplomático utilizado, que fue una reunión tensa y difícil.
La presidía Norman Lamont, el ministro correspondiente británico, que ocupa la presidencia semestral de la CE y que tuvo palabras muy duras para las autoridades monetarias y financieras alemanas poco después de la salida de la libra del SME, el llamado miércoles negro, el 16 de septiembre. El único ministro que no asistió fue precisamente el alemán, Theo Waigel, quien mandó a su secretario de Estado, Hosrt Koehler. Éste inició la mañana calificando las declaraciones británicas de no objetivas y políticamente inaceptables.
Después de una mañana relativamente pacífica dedicada a resolver el orden del día fijado de antemano para la reunión, los ministros se reunieron a solas para almorzar y analizar la situación en que ha quedado el SME tras la crisis de la libra y de la lira, y en los rumores insistentes sobre la creación de una mini-Europa monetaria o, dicho de otra forma, de una doble velocidad en la marcha hacia el ECU. El almuerzo y la sobremesa se prolongaron hasta última hora de la tarde, momento en que los ministros redactaron un ambiguo comunicado destinado a tranquilizar los mercados.
Los ministros están todos de acuerdo en alegrarse del retorno de la calma a los mercados monetarios "siguiendo la acción conjunta de Francia y Alemania".
La voluntad de seguir con la ratificación del Tratado se hace constar mediante la referencia a una anterior declaración: "En este contexto hacen notar la intención de la presidencia de que el Consejo Europeo discuta el proceso de ratificación y recuerdan la declaración del Consejo de Asuntos Generales el 21 de septiembre en Nueva York que atribuyó una alta prioridad a la rápida y positiva conclusión del proceso, sin reabrir el actual texto, y en el plazo previsto por el Tratado", es decir, ante del 1 de enero de 1993.
"Todos los presentes", añade el comunicado, "subrayaron su oposición al concepto de una Europa de dos velocidades" cuestión que preocupaba a varios de los asistentes, pero especialmente a los británicos.
Los ministros no tomaron ninguna medida concreta relacionada con la situación del SME. "Hubo acuerdo en que las recientes turbulencias financieras exigen una reflexión y un análisis del desarrollo del mercado de capitales y del Sistema Monetario Mundial en Europa", dicen. Birmingham será, naturalmente, la ocasión para seguir con la reflexión y el análisis.
Hubo "acuerdo general", es decir, una inconcreta opinión mayoritaria, en considerar que "la clave para la estabilidad económica y financiera en los Estados miembros es reforzar los procesos de convergencia entre las economías europeas a través del estricto seguimiento de los programas de convergencia, en los que ya se han realizado buenos progresos". La última frase del comunicado es para considerar "al SME como factor clave de la estabilidad y de la prosperidad de Europa".
Según el ministro español, el comunicado "es una reafirmación de la voluntad política de los Doce, imprescindible para la estabilidad".
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