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Los obispos de Guatemala piden perdón por los errores de la iglesia en América Latina

FERNANDO ORGAMBIDES Los obispos de Guatemala están difundiendo por todas las comunidades católicas de este país una carta pastoral en la que se pide perdón a los pueblos indígenas por "los errores y contradicciones" en que ha incurrido la Iglesia durante estos primeros cinco. siglos de evangelización en América Latina. La pastoral ha irritado al Vaticano y a parte de la jerarquía eclesiástica latinoamericana, que preparan para el 12 de octubre en Santo Domingo, con la presencia del papa Juan Pablo II, una conmemoración fastuosa y sin polémica del V Centenario de la Evangelización de América.

La pastoral, titulada 500 años sembrando el evangelio, ha sido redactada con la anuencia de todos los obispos guatemaltecos, lo que la convierte en el primer documento crítico y distinto hecho oficialmente por una Iglesia de América Latina en vísperas de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que se celebrará también en la República Dominicana coincidiendo con la visita papal. Paralelamente, Juan Pablo II inaugurará, con el anciano presidente Joaquín Balaguer, un monumental faro, de proporciones faraónicas, representativo de la gesta colombina y de la llegada de la Iglesia al continente.Dicen los obispos de Guatemala que la presenciase Dios en los pueblos y culturas de América Latina era anterior a la llegada de los primeros descubridores, y lo justifica en la existencia de lo que denominan las semillas del Verbo. En este sentido aseguran.; fudamentados esencialmente en la cultura maya, "que su religión daba una explicación satisfactoria del cosmos y de la vida y que los ritos qué celebraban ocuparon un lugar preeminente en la vida familiar y social de éste pueblo". También advierten que los mayas veían en la naturaleza la manifestación de Dios.

Experiencia dolorosa

Los obispos reconocen que hubo misioneros que no supieron aprovechar estas semillas del Verbo "porque, al no llegar a superar la falsa idea de que la cultura europea era superior a la indígena; su visión contra la idolatría y la hechicería les llevó a destruir templos y monumentos, a suprimir ritos y celebraciones y a quemar códices y otros documentos".

Reconoce la Iglesia guatemalteca, una de las más progresistas en su conjunto de Améri

ca Latina, que estos cinco siglos pasados "han sido un caminar histórico lleno de grandes gestas, luchas y costes sociales", pero también un periodo de acercamiento a Dios, esperanzas y profundos anhelos de un futuro mejor". Sin embargo, los califica como "siglos de siembra, regados con lamentos, lágrimas y con la sangre de los mártires indígenas".

"Esta experiencia dolorosa se torna en voz de Dios que nos exige conversión, honestidad; respeto y amor a sus predilectos, sus pueblos indígenas de Guatemala"; indica. Y añade: "Desde nuestra fe, reconocemos que, aunque la Iglesia ha querido ser siempre fiel al Evangelio, ha habido también errores y contradicciones que han recaído en las comunidades indígenas. Nosotros; que actualmente somos los pastores de la Iglesia, les pedimos perdón y nos congratulamos por el florecimiento del espíritu maya, que se torna en una, instancia crítica de la sociedad, las estructuras vigentes, las culturas, los modos de convivencia y también de la vida religiosa".

La pastoral, que se ha presentado como un documento de reflexión para lo que queda de este año y el que viene, ha sido concebida como una respuesta desde el indigenismo al llamamiento urgente., realizado años atrás por Juan Pablo II, para "una nueva evangelización de América Latina con métodos, expresiones y ardor renovados", aseguran fuentes episcopales de Guatemala.

Esta visión contrasta, pese a ello, con el espíritu dócil con que se pretende impregnar desde el Vaticano la cumbre episcopal de Santo Domingo, donde no se quiere tocar ningún aspecto, histórico o presente, que levante polémica. En este contexto se inscribe el veto a las alusiones como mártires de la Iglesia del arzobispo de El Salvador Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980, o los seis padres jesuitas de la Universidad `Centroamericana acribillados a balazos por el Ejército de ese mismo país en 1989.

En su explicación a este documento, los obispos guatemaltecos señalan que su contenido meramente indigenista no supone un menosprecio hacia los otros grupos humanos, ladinos y morenos, que integran su comunidad.

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