España aceptará desde 1993 un cupo anual de inmigrantes legales

El Gobierno fijará desde el año próximo un cupo anual de extranjeros que podrán conseguir permiso de trabajo en España, según anunció ayer el director general de Política Interior, Fernando Puig de la Bellacasa. El, anuncio fue efectuado en las Jornadas Internacionales sobre Derecho de Asilo y Migraciones en la Comunidad Europea, que concluyeron ayer con un llamamiento a los gobiernos para que apliquen las leyes con flexibilidad, a la vista del desdibujamiento creciente de la frontera entre el refugiado y el emigrante que huye del hambre.

Puig de la Bellacasa representó en el acto de clausura al titular de Interior, José Luis Corcuera, que excusó su asistencia por el debate presupuestario en el Consejo de Ministros. También estaba prevista la intervención del secretario de Estado para la Cooperación Internacional, Inocencio Arias, que no explicó los motivos de su ausencia.El representante de Interior anunció la puesta en marcha de un sistema de cuotas de inmigrantes legales para cubrir puestos de trabajo que los españoles ya no quieren ocupar. El Gobierno se había pronunciado por este procedimiento hace dos años, pero hasta ahora no se ha podido desarrollar, según explicó el director general de Política Interior, porque se está estudiando aún el impacto en ese mercado específico de la regularización de 110. 000 extranjeros, terminada este año.

El Gobierno está empeñado en conseguir un amplio consenso sobre inmigración, asilo y extranjería, agregó Puig de la Bellacasa, porque subsisten en la sociedad española recelos y prejuicios contra los llegados de fuera de las fronteras. "Sin consenso", señaló, "podemos crear las bases para que la xenofobia cristalice en una expresión política extremista".

Durante las jornadas, que han reunido en Madrid a decenas de organizaciones no gubernamentales y humanitarias de España y otros países, asociaciones de refugiados y representantes de universidades de Europa y América, ha existido coincidencia en que el éxodo del Tercer Mundo por persecución o hambre continuará imparable y para detenerlo no existe a medio plazo otra vía que la cooperación internacional.

También se ha producido una denuncia común del peligro de que los gobiernos acepten a los refugiados que cumplan los requisitos "pero sin una política propia, con objetivos y estrategias", en palabras de José Manuel Paredes, presidente español de Amnistía Internacional.