Isaac Rabin ofrece a los palestinos una confederación con Israel
El primer ministro de Israel, Isaac Rabin, ofreció ayer a los palestinos la creación, al final del proceso de autonomía que planea Tel Aviv, una federación o confederación israelopalestina. Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Simón Peres, propone a Siria la celebración de una cumbre para relanzar las conversaciones de paz bloqueadas por el problema de los Altos del Golán, ocupados por Israel a Siria en 1967.Mientras la propuesta de Peres no ha recibido contestación de los sirios, la sugerencia de Rabin ha sido acogida con gran interés en medios palestinos de los territorios ocupados. Especialmente porque el término "confederación" implica la asociación entre dos entidades iguales en derechos.
Al margen de estas declaraciones oficiales, la vida cotidiana parece seguir su curso como si nada hubiese cambiado. Un campesino judío de Galilea, resultó gravemente herido a tiros durante el ataque de un comando palestino; un chófer palestino resultó herido por balas de soldados israelíes que dispararon por error en Gaza; un guardia fronterizo israelí murió a manos de un palestino disfrazado de soldado judío en Jerusalén, mientras en Gaza era encontrado el cadáver de un palestino sospechoso de colaboración con Israel, con la cabeza acribillada a balazos y las manos atadas a la espalda.
¿Significa esto que nada ha cambiado? Podría darse una respuesta afirmativa porque sigue corriendo sangre árabe e israelí. Pero vale también una contestación negativa porque la esperanza de una paz negociada que ponga fin a las matanzas está más viva que nunca. Y a juzgar por la actitud de la oposición nacionalista y religiosa, contraria a las negociaciones de paz con sirios y palestinos, parece confirmar que esa esperanza está justificada.
Varios centenares de rabinos nacionalistas se han reunido en Jerusalén para protestar contra Ias intenciones de Rabin de sacrificar el Golán en el altar de una paz ilusoria". Al mismo tiempo, ha sido presentada una querella ante el Tribunal Supremo de Israel en la que se acusa a Rabin de traición por haberse pronunciado a favor de un compromiso territorial con Siria sobre el Golán, lo que, a juicio de los nacionalistas, supone un atentado contra la integridad territorial de Israel.
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