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Entrevista:

"EE UU quiere aplastar el sandinismo"

El ex presidente de Nicaragua recibe a EL PAIS en un cuarto sombrío de la Casa del Pueblo que el Frente Sandinista (FS) posee en Nandaime, a 60 kilómetros de Managua. Está relajado, recostado sobre una mecedora y con ganas de hablar. Ortega todavía cree que la revolución no ha sido vencida y que el FS, al que considera como algo más que un partido, no puede quedar al margen de las decisiones de cualquier grupo que gobierne Nicaragua, sea del color que sea. "Nosotros fuimos quienes transformamos este país", señala.Pregunta. Comandante, ya queda muy poco de aquella Nicaragua en la que usted gobernaba. La propiedad va a volver a sus antiguos dueños...

Respuesta. Lo que hay es un intento por volver a 1979 y restituir en Nicaragua el esquema somocista. De momento son intentos, pero con un objetivo esencialmente involucionista. Están regresando muchos grupos económicos, con gran desenvolvimiento en los despachos jurídicos, que presionan con su dinero y sus abogados.

P. Hasta usted corre el riesgo de perder la casa donde vive.

R. En mi caso concreto se ha montado una campaña para golpear lo más importante, y más valioso que tenemos los sandinistas: nuestra autoridad moral y política. Yo adquirí mi casa, como muchísimas otras familias, de forma legal. Se la compre a un banco que estaba en pleito con su anterior propietario.

P. ¿Piensa quedarse en ella?

R. Yo, por un principio político, me he aferrado a esta vivienda. Si yo, que he sido presidente de Nicaragua, me fuera en este momento de la. casa sería una mala señal para todas las familias que vienen detrás. Se quedarían desamparadas.

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P. Se dice que todo lo que ocurre es el fin de los acuerdos de transición que usted pactó con Violeta Chamorro.

R. Esos acuerdos ya fueron cuestionados recién llegada Violeta Chamorro a la presidencia. El Congreso y el Departamento de Estado de EE UU exigieron entonces el desmantelamiento de los mandos militares sandinistas. No fue viable. Ahora han vuelto a la carga. Ya ha habido una primera transacción: el relevo del jefe de la Policía.

P. Parece que Estados Unidos no perdona.

R. Lo que quiere Estados Unidos es aplastar el sandinismo y enterrar a quienes piensan como tal dentro del Ejército, la Policía o la Magistratura.

"No somos cogobierno"

P. Pero a Violeta Chamorro se le acusa de cogobernar con ustedes.

R. Esa acusación tiene como objetivo desprestigiar o debilitar la fuerza que tiene el sandinismo en Nicaragua. No somos cogobierno. En Nicaragua se ha dado un fenómeno que no es común. Hubo una revolución encabezada por el sandinismo, que destronó a Somoza, gobernó el país y entregó posteriormente el poder por la vía electoral y de forma pacífica. Nosotros somos más que un partido y sería inviable cualquier Gobierno en Nicaragua que no nos tuviera en cuenta.

P. ¿Es cierto que está resurgiendo la extrema derecha?

R. Ahora lo que intenta es reagruparse y fortalecerse. La victoria de Violeta Chamorro, aunque parezca contradictorio, desinfló a la extrema derecha. No se les podía pasar por la cabeza que la derecha moderada llegase a gobernar una Nicaragua transformada por los sandinistas. Por eso su estrategia es ahora caotizar al país. Esto explica lo que está pasando en la Asamblea Nacional, la suspensión de la ayuda de 100 millones de dólares por parte del senador Jesse Helms y tantas otras desestabilizaciones.

P. Ustedes no han renunciado a la opción armada como método para alcanzar el poder. ¿No es esto irracional en un mundo como el de hoy?

R. No seamos ilusos. El que se hayan dado unos cambios en el equilibrio de fuerzas en el mundo no quiere decir que haya desaparecido también la razón de ser de la revolución. Yo renunciaré el día en que el paro, la pobreza y la desnutrición hayan sido vencidos. Y aún así me lo pensaría mucho.

P. Parece que las diferencias con su hermano Humberto, jefe del Ejército, crecen a medida que pasan los días.

R. Son las diferencias de dos revolucionarios que estamos ahora en trincheras diferentes. Él está en la trinchera institucional y yo al frente del sandinismo. Tenemos posiciones encontradas porque él no puede apartarse del discurso del Gobierno. Si hay un país en América Latina donde no va a haber un golpe militar es en Nicaragua, porque al frente de las Fuerzas Armadas está un revolucionario y eso significa responsabilidad, profesionalidad y respeto a la Constitución.

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