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La oposición rusa trata de lograr el cese del presidente Boris Yeltsin

Pilar Bonet

Los sectores de oposición a la reforma económica en Rusia tratarán de lograr el cese del presidente Borís Yeltsin y el Gobierno dirigido por Yegor Gaidar en la sesión del Parlamento (Sóviet Supremo), que inicia hoy la temporada política de otoño.

El ambiente ha sido caldeado por la última subida de los precios del petróleo, que en la noche del sábado al domingo se reflejó ya en un alza de casi un ciento por ciento en el precio de la gasolina.

La diferencia para los automovilistas, que llenaron sus depósitos antes y después de las 12 de la noche del 19 al 20 de septiembre, supuso pasar de 7,80 rublos a 15 por litro. Los precios en el sector energético, que siguen estando controlados por la Administración, se liberalizarán totalmente en el año 1993.

El alza de los precios del petróleo producirá, según todos los pronósticos, una nueva espiral inflacionista, -que se ha reflejado inmediatamente en la cotización del dólar en el mercado negro, en donde la divisa norteamericana ha pasado de una cotización de 215 rublos la semana pasada a 225 rublos ayer.

En vísperas de la sesión parlamentaria, la oposición cerró filas contra de Borís Yeltsin y los reformistas y anunció la creación de un bloque denominado Unidad Rusa, cuyo principal objetivo es defenestrar al presidente y al Gobierno. Unidad Rusa cuyo número de diputados resulta incierto, incluye a grupos patrióticos y nacionalistas y a sectores residuales comunistas.

Estos sectores han estrechado sus lazos con el jefe del Parlamento, Ruslán Jazbulátov, que en agosto aprobó una serie de decretos reforzando su poder personal sobre el Sóviet Supremo y su aparato administrativo. Jazbulátov se ha rodeado de numerosos colaboradores que en el pasado trabajaron en el Comité Central del Partido Comunista.

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El vicepresidente de Rusia, Alexandr Rutskéi, ha pronosticado posibles cambios en la composición del Gobierno debido a la diferencia de puntos de vista sobre la reforma económica. En junio pasado, Borís Yeltsin se vio obligado a atender a los intereses de la industria militar e incluir en el equipo gubernamental a varios funcionarios que suponían un contrapeso al equipo de Gáidar.

Ley del Gobierno

Uno de los objetivos estratégicos de Yeltsin es conseguir que el Sóviet Supremo apruebe la ley del Gobierno, un documento que en la práctica prolongaría los poderes extraordinarios que le fueron otorgados temporalmente al presidente para realizar la reforma económica.

Yeltsin ha tratado de extender la validez de esos poderes mediante una nueva Constitución, pero el documento básico del Estado ruso se empantanó en una polémica entre varios borradores distintos.

El Sóviet Supremo de Rusia deberá aprobar también el plan de privatización de 1993, para el que existen diferentes- enfoques, y confirmar en su puesto al director del Banco Central de Rusia, Víctor Geráschenko, cuya política financiera a las empresas entró en conflicto con la del Gobierno.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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