Alemania pide un texto que elimine las reticencias británicas

El canciller alemán, Helmut Kohl, se entrevistará hoy en París con el jefe del Estado francés, François Mitterrand, y examinar las consecuencias del ajustadísimo sí al Tratado de Maastricht. La clase política alemana se esforzaba ayer por disimular las consecuencias del referéndum. Kohl indicó que la próxima cumbre extraordinaria de la CE deberá "discutir el amplio espectro de dudas que sobre Europa tienen los votantes". El portavoz del Gobierno, Dieter Vogel, aseguraba, por su parte, que en la cumbre no se renegociará Maastricht, pero sí se podrían buscar "clarificaciones o adiciones que influyesen positivamente en las actitudes en el Reino Unido". El Ministerio de Exteriores había puesto en duda anteriormente la seriedad de la presidencia británica de la CE, ante la tibieza de Londres hacia la ratificación.

Pasados los primeros momentos de alivio generalizado tras conocerse el sí de Francia, el ambiente tomó ayer una coloración más sombría. La mayoría de los periódicos, tras, constatar que "se ha evitado lo peor", pasaba a confirmar que el impulso europeo se ha agotado y que la Europa de "geometría variable" es ya un hecho.

La clase política ponía el énfasis en la necesidad de tener muy en cuenta el voto negativo, y, aunque nadie hablaba de reformar el tratado, quedaba claro que el modelo federalista impulsado por Kohl y Mitterrand ha pasado a mejor vida.

El canciller alemán añadió ayer ciertos elementos inéditos a su discurso europeo mientras prescindía de algunos de los temas habituales. "Las regiones", dijo, "deben tener una presencia mucho más fuerte en la burocracia de Bruselas". Sin embargo, evitó cualquier referencia a la unión monetaria prevista en el tratado.

"Es un sí escaso, pero no deja de serlo por ello", dijo en el corto discurso pronunciado ayer para la televisión. "Tenemos que aprender de la experiencia de las últimas semanas y no debemos hablar solamente de los errores, sino corregirlos", añadió.

Para el canciller es equivocado creer que una mayor integración europea se hará en perjuicio de las identidades nacionales. "Las regiones fronterizas con Alemania, tanto en Francia como en Dinamarca", mencionó como ejemplo, "son las que mayoritariamente se han pronunciado por el sí".

El líder socialdemócrata Björn Engholm, aunque no quiso emplear el término renegociación, indicó que "hay que repensar críticamente algunos puntos del tratado y, probablemente, mejorarlos". Reiteró la necesidad de paliar el "déficit democrático" de la Unión Europea.