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EL FUTURO DE EUROPA

Alemania rechaza todas las presiones y asegura que no bajará sus tipos de interés

JAVIER AYUSO, ENVIADO ESPECIAL, Alemania mantendrá sus altos tipos de interés, a pesar de las presiones a que fue sometida ayer por sus aliados del Grupo de los Siete. El ministro alemán Theo Waigel dejó muy clara su posición desde el comienzo de la cumbre de ministros de Finanzas de los siete países más ricos de la Tierra, que debatió ayer durante siete horas y media la situación de turbulencia de los mercados monetarios. El comunicado final, más breve que nunca, se refirió a un acuerdo para "recomponer las relaciones estables y duraderas de los tipos de interés".

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El G-7 prometió también "tomar las medidas adicionales oportunas para poder conseguir mayor crecimiento económico y estabilidad cambiaría". Estados Unidos y Gran Bretaña fracasaron en su intento de conseguir un compromiso alemán de relajar su política monetaria.El ambiente de tensión y turbulencia que vivieron los mercados monetarios durante toda la semana se trasladó ayer a la capital norteamericana, con la llegada de los responsables de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del países del G-7. La reunión se prolongó durante siete horas y media y concluyó con un comunicado de circunstancias (el más corto de las últimas reuniones) en el que no había compromisos por parte de los miembros del selecto club de los siete países más poderosos de la Tierra: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá.

De los tres párrafos del texto, dos se refieren a las medidas tomadas desde la cumbre de julio en Munich y a la necesidad de intensificar las relaciones con Rusia. Tan sólo el párrafo intermedio menciona la crisis monetaria que está sufriendo Europa. "Los ministros y gobernadores", dice el comunicado, " continuarán cooperando y vigilando de cerca las condiciones económicas y financieras en sus países y tomarán las medidas adicionales oportunas para poder conseguir un mayor crecimiento económico y estabilidad cambiarla".

Antes de entrar en la reunión, el ministro alemán de Finanzas, Theo Waigel y el presidente del Bundesbank (banco central), Helmut Schlesinger, ya habían echado un jarro de agua de fría sobre las esperanzas de que Alemania relajara su política monetaria. "No estamos en una posición de prometer una rebaja de tipos de interés", dijo Waigel. Aunque añadió que acudía a la cita con espíritu de diálogo, "a pesar de que no acepto ni el estilo ni el fondo de los ataques que hemos recibido", en clara referencia a las acusaciones realizadas por el ministro de Finanzas británico, Norman Lamont, que había culpado a Alemania de la inestablidad de los mercados cambiarios que causó la salida del mecanismo de cambio de Sistema Monetario Europeo (SME) de la libra esterlina y la lira italiana, además de forzar una devaluación de la peseta.

Schlesinger se mostró también duro al afirmar que "los cambios de paridades en el seno del SME durante la semana pasada se deben a los problemas que venían arrastrando varios países europeos durante años". Añadió que la fortaleza del marco aseguraba la estabilidad de la economía alemana.

Estados Unidos presiona

Las declaraciones previas a la reunión no impidieron al secretario norteamericano del Tesoro, Nicholas Brady, que ejerce de anfitrión, insistir ante sus aliados del G-7 en la necesidad de una rebaja generalizada de los tipos de interés en Europa. Brady había declarado el viernes, tras reunirse con su colega japonés Tsutornu Hata, que "Alemania debe reducir sus tasas de interés, por el bien del crecimiento económico en el continente". Gran Bretaña apoya esa posición con vehemencia, mientras que Japón Canadá se han sumado a la idea con menos agresividad.

Incluso Japón no parece estar muy dispuesto a bajar los tipos. Francia e Italia mantuvieron durante la reunión un tono más discreto, por las especiales circunstancias de cada uno de ellos. La posición italiana es especialmente delicada, ya que depende del apoyo de Alemania para poder volver al mecanismo de cambio del SME el próximo martes. Y Francia está pendiente del resultado del referéndum sobre Maastricht, que podría afectar a cualquier medida o decisión que adoptaran en el G-7.

Ayer el ministro francés de Economia y Finanzas, Michel Sapin, confirmó a la salida de la reunión del G-7 que hoy domingo los ministros y gobernadores de bancos de centrales de los Doce tienen previsto reunirse en Washington para estudiar las repercusiones del resultado del referéndum francés sobre el Tratado de Maastricht.

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