Los beligerantes en Bosnia se niegan a hablar cara a cara en la conferencia de paz de Ginebra
La nueva fase de las conversaciones de paz sobre Bosnia-Herzegovina, que se reanudó ayer en Ginebra, comenzó con mal pie al ser materialmente imposible sentar en la misma mesa a los delegados de serbios, croatas y del Gobierno de Sarajevo, mayoritariamente musulmán. Las tres fuerzas beligerantes se reunieron por separado con los copresidentes de la conferencia sobre la antigua Yugoslavia, Cyrus Vance y lord Owen, para discutir las garantías necesarias de las partes en conflicto para reanudar el puente aéreo a Sarajevo y la elaboración de una solución política a la guerra.
El portavoz de las negociaciones, Fred Eckhard, consideró "importante" que las tres comunidades estén representadas en Ginebra a un alto nivel y que las negociaciones, a pesar de ser indirectas, esta previsto que prosigan a lo largo de todo el fin de semana hasta el lunes.El primer paso de las negociaciones que podría impulsar un acuerdo político sobre el futuro de Bosnia, es el establecimiento de garantías y de seguridad que permitan la reanudación del puente aéreo hasta Sarajevo, decisión calificada de inminente. En este sentido, Sadako Ogata, de, la ACNUR (Alta Comisaría para los Refugiados) mantenía hasta últimas horas de anoche negociaciones con el ministro de Exteriores de Bosnia, Haris Silajdzic, que proseguirán durante este fin de semana, con la delegación de Croacia, dirigida por Mate Boban, y de Radovan Karadzic, representante de la comunidad serbia de Bosnia para confirmar las garantías de las tres, partes al restablecimiento del puente aéreo. Mate Boban y Haris Silajdzic mantenían a última hora de ayer encuentros por separado con los presidentes de las negociaciones.
El primero en concluir la primera ronda de conversaciones fue el líder de las fuerzas serbias de Bosnia, Radovan Karadzic, quien aseguró en una conferencia de prensa estar dispuesto a una tregua inmediata e incondicional que permita restablecer la asistencia humanitaria en Bosnia y en el resto de la nueva Yugoslavia (compuesta por Serbia y Montenegro), que sufre actualmente las consecuencias del embargo internacional.
"Una vez establecido el alto el fuego podremos darnos el tiempo necesario para elaborar la solución política", dijo Karadzic. Luego criticó a la delegación musulmana por su negativa a sentarse en la misma mesa. "Es con ellos con quienes tenemos que negociar, no con los japoneses". En cuanto a la solución del conflicto en Bosnia, Karadzic reiteró la posición de los serbios en estos térmkinos: "Controlarnos el 65% del territorio, nuestro territorio. No lo reclamamos, porque nos pertenece. Eramos la mayoría antes del genocidio [croata] de la II Guerra Mundial". Y reiteró la necesidad de un reparto de Bosnia en tres Estados "que no tendrán nada que ver, ni tendrán nada en común". Respecto a los acuerdos de Londres, Karadzic dijo: "Estamos dispuestos a negociar entre un 1% y un 20% de nuestro territorio, pero no más, y sin olvidar que Sarajevo es nuestra ciudad, es Serbia".
El presidente de la autoproclamada república serbia de Bosnia-Herzegovina inició la conferencia de prensa mostrando restos de morteros de la OTAN y municiones argentinas, denunció el apoyo de los países islámicos "que han enviado entre 2.500 y 3.000 mercenarios", y, en particular, el apoyo de Turquía, Irán y Arabia Saudí a los musulmanes de Bosnia. Agradeció los esfuerzos de la comunidad internacional y de la Comunidad Europea "a pesar de su gran responsabilidad por lo que pasa en Yugoslavia tras el reconocimiento precipitado de las repúblicas secesionistas".
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