La mayoría de los Siete presionará a Alemania para que baje sus tipos de interés
Los ministros de Finanzas de los siete países más ricos (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) intentarán hoy recomponer la coordinación de sus políticas económica y monetaria para frenar las turbulencias de los mercados. La mayoría de los miembros del Grupo de los Siete (G-7) presionará a Alemania para que rebaje sus tipos, como única fórmula para devolver la estabilidad financiera internacional y volver al crecimiento económico.
La cumbre se celebra en medio de un clima especialmente enrarecido por la crisis del Sistema Monetario Europeo.La reunión se celebra un día antes del referéndum francés sobre Maastricht y está previsto los Siete vuelvan a encontrarse informalmente después del fin de semana, ya que todos ellos permanecerán en la capital norteamericana para participar en la asamblea general conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Los cuatro miembros europeos del Grupo de los Siete no descartan tampoco una convocatoria de urgencia, mañana por la tarde, cuando se conozcan los resultados oficiosos del referéndum, en la que participarían los ministros de Finanzas de la Comunidad Europea. La mañana del domingo estará también ocupada por la reunión del Comité Interino del Fondo Monetario Internacional, que preside el ministro español, Carlos Solchaga.
Todos estos encuentros, y sobre todo la cumbre del Grupo de los Siete, se celebran en esta ocasión con el ambiente más enrarecido de los últimos años. Tres de los cuatro miembros europeos de este selecto club (Francia, Italia y, sobre todo, Gran Bretaña) han mostrado públicamente su oposición a la política monetaria que mantiene el Bundesbank (banco central alemán) que, a su juicio, ha desestabilizado el Sistema Monetario Europeo. Esta filosofía es compartida, aunque de, forma más moderada, por los restantes miembros del G-7 (Estados Unidos, Japón y Canadá), que llevan más de un año pidiendo públicamente una rebaja de los tipos de interés en Alemania para estimular el crecimiento de la economía mundial.
En este contexto, los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países del G-7 fueron llegando ayer a la capital norteamericana, mientras continuaban las declaraciones agresivas entre algunos de sus miembros.
Brady, conciliador
En un tono conciliador, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady, cumplía su papel de anfitrión al intentar olvidar la tensiones entre Gran Bretaña y Alemania y llamar a la responsabilidad de todos los miembros del G-7. Ello no impidió que Brady y su segundo, David Mulford, pidieran abiertamente la reducción de tipos de interés en toda Europa y, sobre todo en Alemania "si ese continente quiere volver al crecimiento económico", dijo Brady.
Mulford fue más explícito en una reunión con los periodistas, y también más pesimista respecto a la posibilidad de llegar a acuerdos importantes en la reunión de hoy. "Yo creo que habrá mucha presión sobre Alemania para que rebaje sus tipos de interés", indicó, "porque hay mucha gente que opina que ésa es la raíz de la crisis actual y además es muy difícil de imaginar que el Sistema Monetario Europeo se pueda recomponer sin que Alemania cambie de actitud".
Añadió, sin embargo, que no era previsible que en la reunión de hoy se produjera un gran anuncio de acuerdo, "porque nuestras discusiones deberán seguir después de conocer los resultados del referéndum francés sobre Maastricht".
La falta de grandes acuerdos no es, por otra parte, novedad en las últimas reuniones del G7. Desde hace varios años, tanto las cumbres de presidentes como las reuniones de ministros de Finanzas del G-7 han concluido sin resultados notables. Los Siete se han limitado a grandes declaraciones de principios, mientras la coordinación de sus políticas se iba reduciendo poco a poco, a medida que la situación de sus economías difería cada vez más. Las tres últimas cumbres -Houston, Londres y Múnich- se han saldado con largos comunicados vacíos de contenido y llenos de impotencia, suplidos por algunas decisiones relativas a la extinta Unión Soviética.
En esta ocasión, la evolución de Rusia y de los países de la ex URSS y del este de Europa está también en la agenda de la reunión, a la que está previsto que asista el viceprimer ministro, Alexander Shokin.
Shokin será testigo de una fría acogida a los representantes de Alemania que, desde 1989 -fecha de la reunificación alemana- han sido objeto de fuertes críticas a causa de su política monetaria.
Reunificación costosa
Estados Unidos, Japón, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá han sufrido también el coste de la reunificación.
Todos ellos lo decían en los contactos periódicos del selecto club de los Siete, pero la actitud alemana se mantenía inalterable.
"Los tipos de interés seguirán altos hasta que se haya contenido la inflación causada por el excesivo déficit presupuestario", decían una y otra vez las autoridades alemanas, haciendo caso omiso de las peticiones de sus socios. Y seguían subiendo sus tasas, que se han multiplicado por dos en este periodo.
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