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CRISIS EN LOS MERCADOS DE CAMBIO

La crisis del SME despierta dudas sobre la cooperación alemana en el proyecto de unión europea

Después de las tensiones de los últimos días, el referéndum que el domingo se celebrará en Francia sobre el Tratado de Maastricht se ha convertido más que nunca en el verdadero examen de todo el proyecto europeo. La hecatombe de los mercados ha sido tan intensa que ni siquiera un si en la consulta popular garantiza ya la vuelta a la normalidad.

La tormenta monetaria amainó ayer en algunos países, aunque la libra, la lira y la peseta continuaron siendo objetos de fuertes ataques. Es más, los especuladores llegaron a iniciar una ofensiva contra el franco francés, que de momento aguanta.

El banco central alemán, el Bundesbank, celebró una reunión tras la cual anunció que no volverá a bajar los tipos de interés. La intransigencia de esta entidad ha provocado reacciones airadas en varios países comunitarios. Algunas fuentes británicas gubernamentales llegaron a calificar el comportamiento del Bundesbank de "sabotaje". Las mismas fuentes hacen referencia a una tensa discusión telefónica entre John Major y Helmut Kohl, durante la noche del miércoles negro. Felipe González exculpó al Bundesbank, sin embargo, de la responsabilidad de la crisis.

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Italia echa el cierre

La libra -ya fuera del SME- inició ayer un viaje a la deriva y llegó a perder hasta un 10% respecto a su posición inicial del miércoles. Italia, por su parte, ha decidido cerrar el mercado oficial de cambios hasta el próximo martes, después de que la lira cayera hasta 845 liras por marco. Y en el mercado de deuda se registraron avalanchas de ventas reflejando la incertidumbre política y financiera.

La peseta soportó nuevas presiones especulativas y se depreció de nuevo un 2% sobre su nuevo cambio central de 68,4207 pesetas por dólar. El Banco de España minimizó su intervención con objeto de que la peseta se situara en el cambio que fijase el mercado. La divisa española cerró ayer en Madrid a 70,14 pesetas marco -casi cinco menos- de las 65 pesetas por marco en que se mantenía desde su entrada en el SME en 1989. El franco sufrió un ataque brutal en los mercados y rozó el límite inferior de su banda de cotización.

En este panorama de crisis generalizada, la promesa del primer ministro británico John Major de volver al SME "tan pronto como las condiciones lo permitan" y el compromiso de Italia de reintegrarse al sistema el próximo 22 son las noticias más alentadoras de la jornada de ayer. Hay que destacar la diferencia de matiz entre la decisión de Gran Bretaña e Italia en la forma de abandonar el sistema, según se desprende del comunicado oficial del comité monetario. Mientras en el caso del Reino Unido se habla de "suspender en las actuales circunstancias, la participación de su moneda en el mecanismo de tipos de cambio", en el caso italiano se refiere a la decisión de "abstenerse temporalmente de realizar intervenciones en los mercados de cambio".El ministro de Economía, Carlos Solchaga, compareció ayer en el Congreso, a petición del Gobierno, para exponer el proceso que condujo a la devaluación de la divisa española. El titular de Economía explicó la disyuntiva que se planteó para España en la tensa reunión de consejo: La peseta debe mantener su tipo de cambios o salirse del SME.

Lucha abierta

Durante las seis horas que duró la reunión del comité monetario de la CE se mantuvo una abierta lucha de los representantes españoles para lograr convencer al resto de miembros de la necesidad de una devaluación del 5% de la peseta para defenderse de los especuladores. De la intervención de Solchaga se desprende una velada crítica al la falta de cooperación del resto de países miembros del SME.

Solchaga reiteró que era contrario a las devaluaciones y que la decisión adoptada sólo obedecía a una estrategia de defensa frente a los especuladores. El ministro de Economía anunció un plan de austeridad, que se implementaría en el marco del próximo presupuesto. El Gobierno tiene el propósito de mantener el crecimiento del gasto público por debajo del 5% y anunció que la Administración dará ejemplo de moderación salarial.

La estrategia de establecer un fuerte plan de austeridad es también el instrumento básico del primer ministro italiano, Giuliano Amato, para reducir el déficit público y aliviar la presión sobre la lira. El plan pretende reducir el déficit italiano en un 50%. Los recortes más significativos se producirán en sanidad, servicios sociales y pensiones.

Por su parte, la Comisión Europea lanzó ayer una fuerte defensa del SME a pesar de los dos reajustes efectuados en los últimos días y las fuertes presiones especulativas.

La intención de la Comisión Europea es evitar el pánico. Su reacción a la salida de la lira y de la libra del SME ha sido un lacónico comunicado en el que se limita a extraer la lección de que estos acontecimientos muestran cuán grande es la necesidad de una cooperación económica y monetaria que conduzca a la Unión Económica y Monetaria". "Es una forma de seguir llamando a votar sí en el referendum francés", comentó un portavoz de la Comisión.

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