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Sospechas de manipulación en los chiqueros

Hablo de borricos y se me plantea un problema de nomenclatura que me inquieta. De momento, el presidente convocó rueda de prensa al acabar la corrida y manifestó que tenía sospechas de que se habían manipulado toros en los chiqueros. Vimos una corrida en la cual los toros, que salían con muchos pies y, diciendo "¡A mí la Legión!", parecían toros ciertamente. Sólo que, llegando al peto, e incluso sin llegar, empezaban con jadeos musculares, perdían patas, manos e incluso la respiración si se terciaba y aquello empezaba a dejar de parecer toro, tal que a chorros.

Insistían en el asunto y por encima de sus mermas atléticas aportaban sosería o más bien, hablando en plata, descaste de aburrir. Yo pensé en burras, casi instintivamente, pero al ora pienso que quizá les corresponda esa desafortunada expresión de toros artistas que ridiculiza de entrada aquello a lo que pretende referirse. Hubo uno, el sexto, que logró con la mismísima gorra una matrícula de honor de las de poner en un marco, rajándose ante Aparicio, volviéndole grupas no sé cuantas veces en huida vergonzosa que no hacía sino coronar una tarde asnal.

Aldeanueva / Manzanares, Espartaco, Aparicio

Cuatro toros de Aldeanueva (dos fueron devueltos por inválidos), flojos.Sobreros: 1º, de Manuel Álvarez, blando; 5º de Vasconcellos, bronco. Manzanares: bajonazo (pitos); cuatro pinchazos -aviso- y estocada (algunas palmas). Espartaco: estocada corta atravesada y rueda de peones (silencio); pinchazo hondo, pinchazo, media, rueda de peones y descabello (silencio). Julio Aparicio: estocada y tres descabellos (algunos pitos); pinchazo hondo y estocada (silencio). Plaza de la Glorieta, 17 de septiembre. Sexta corrida de feria. Casi lleno.

Manzanares, con el primer sobrero, estuvo despegado y el toro para no desentonar con el sustituido, también acusó blandura. El torero le anduvo por la cara sin ánimo para tratar de enderezar aquello. En el cuarto, que se relajó clamorosamente también, no se hernió el torero y, como de pasada, dejó alguna pincelada, leve, de su estilo.

Espartaco, sin ninguna apretura ante su primero, que se cayó de culo un par de veces y se quedaba echado. En el quinto, bronco, que tiraba a navajero, estuvo breve porque el toro no admitía conversación sobre ningún tema.

Aparicio, anduvo por la cara a su primero, que se le cayó en cuanto le dio un derechazo y en el sexto, con aquello en ruina, no aprovechó las primeras nobles embestidas del toro que luego engarzó rajadura tras rajadura hasta conseguir la más alta nota de la tarde.

Como ven, todo emocionantísmio. Pues a esto se le sigue llamando la fiesta brava.

Presionaron los apoderados

El presidente de la corrida, Alberto Gallego, manifestó al término de la misma, en rueda de prensa: "Los apoderados de Espartaco y Aparicio presionaron para que dos de los toros que saltaron al ruedo no fueran enchiquerados y, finalmente, hubo que devolverlos al corral por sus extrañas caidas". Y añadió: "Sospecho que estos toros -primero y quinto- pudieron ser manipulados en el ruedo antes de salir".

Según Gallego -Informa Efe- alguno de los apoderados dijo en la mañana del festejo frases como estas: "Si entra el toro número 17, nos vamos"; "Si ayer hubiéramos visto este toro nos habríamos ido"; "Si el toro 17 sale, lo tiraremos en la plaza". El presidente comunicó que se iban a recoger muestras de las vísceras de los toros, para análisis, y se encargaría el estudio biométrico de las astas.

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