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Reportaje:

El bazar de los estudiantes

Los comerciantes de la calle de los Libreros se movilizan contra la venta ilegal

Quien todavía no tenga libros de texto los puede comprar de segunda mano en la calle de los Libreros hasta finales de septiembre. Los alumnos venden ahí sus antiguos libros de colegio y de instituto delante de las librerías de la misma calle. Para algunos vendedores, el mercado extraoficial llega a ser un buen negocio. Los libreros, en cambio, se han asociado para evitar esta venta al aire libre, que tildan de "ilegal" y de "engaño del cliente".

La calle de los Libreros se parece estos días a un bazar árabe de niños. "¿Quieres libros?", se escucha por todas partes. Por menos de 4.000 pesetas se pueden conseguir cinco bien conservados, como en el caso de Teresa López, la madre de una alumna que cursa segundo de BUP. Miguel Ángel, de tercero, ha comprado sus textos de colegio en las librerías oficiales, que ofrecen un descuento de hasta el l8%: él en cinco libros se ha gastado 6.400 pesetas."Busco libros de tercero de BUP", dice una madre. "Y yo los tengo", interrumpe la conversación rápidamente José, de 17 años. Ya ha vendido 30 libros en tres días. Su estrategia: "Me muevo más que los otros. Si uno viene y quiere vender sus libros, entonces llego yo y los ofrezco más baratos". Montse, una estudiante de Ciencias Políticas, viene en coche para transportar toda su mercancía. Se espera el gran negocio en las próximas semanas: entonces se venden los libros de instituto, cuyos cursos empiezan en octubre.

La competencia es dura entre los jóvenes vendedores. La mayoría de ellos demuestra mucho menos sentido del comercio que José y Montse. Por ejemplo, Sara y Eva, que intentan vender sus ocho libros de segundo de BUP: no les han pagado más que 400 pesetas por libro. "Y luego los han revendido por 800 y hasta 1.000 pesetas". Y Marta, de 15 años, no ha despachado más que tres libros en tres días. "Pero es un cachondeo, aquí conoces a mucha gente". Su madre, sin embargo, prefiere comprarle libros nuevos, "porque cree que así estudio más". Según los vendedores, consiguen estos libros por amigos y hermanos, y los cambian o los compran más baratos a otros alumnos.

Los dueños de las librerías oficiales se muestran alarmados: "La competencia de la venta ambulante delante de nuestras tiendas se nota muchísimo", dicen. "Los libros que venden ellos dejo de venderlos yo", se queja Enrique Bataller, de la librería Enrique. Ahora se han asociado para luchar contra la venta ilegal. "Estos vendedores engañan al consumidor", señala Juana María Salinas, dueña de una librería y miembro de la asociación. "Venden libros de ediciones antiguas, faltan hojas y no dan ninguna garantía de cambiarlos". Según ella, los libreros ya se han dirigido antes del verano al concejal del distrito Centro, Ángel Matanzo, para que impida la venta ambulante.

El edil, sin embargo, dice no ser el responsable: "Estos señores tienen perfectamente razón. Pero hay que dirigirse al concejal de Seguridad". La policía ya ha intervenido varias veces para acabar con el bazar al aire libre. Sin embargo, los alumnos simplemente vuelven otra vez.

Muchos libros se ofrecen en mal estado, como admiten los mismos vendedores. "Hemos vendido un libro sin hojas por 200 pesetas, sin que el cliente se haya dado cuenta", afirma Marta. Fernando, un estudiante de 22 años, reconoce que se ofrecen libros de antiguas ediciones que ya no sirven para nada. Por eso hay clientes que prefieren comprar en las tiendas, aunque sean más caros. Por ejemplo, Paula Mora, madre de ocho hijos: "Los libros que se utilizan cambian constantemente. Pero es un gasto necesario. Comer y estudiar es fundamental".

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