El FMI rebaja por tercera vez las previsiones de crecimiento mundial para 1992 y 1993
JAVIER AYUSO La actual situación de recesión e inestabilidad económica ha forzado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a revisar a la baja las previsiones de crecimiento mundial para 1992 y 1993. En su informe de primavera, el FMI ya había rebajado a la mitad sus proyecciones, que volvieron a ser revisadas en agosto y, por tercera vez, la pasada semana. El World Economic Outlook, que será presentado el miércoles en Washington, estima que el producto interior bruto mundial crecerá un 1,1% este año, y no el 1,2% que se preveía en agosto ni el 2,7% de octubre de 1991, y un 3,1% en 1993 en lugar del 3,2% previsto en agosto. Fuentes del FMI no descartan una nueva revisión si persiste el pesimismo sobre la economía.
La tozudez de los hechos está llevando a los grandes organismos internacionales a rebajar sus previsiones económicas. El FMI ha decidido unirse al clima de pesimismo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la propia Comisión Europea y en su informe semestral que presentará esta semana en su asamblea de otoño confirma el lento crecimiento ecónomico. Las causas de esta recesión son, a juicio del Fondo, la caída del precio de determinados activos, la reducción de los gastos de inversión en Japón, el retraso en la recuperación económica en Estados Unidos y la política monetaria restrictiva en Alemania para poder digerir la reunificación. En definitiva, el FMI coincide con la OCDE en que ninguna de las tres potencias mundiales puede asumir el papel de locomotora económica.Las perspectivas de crecimiento, inciden sobre las previsiones de empleo, que se seguirá destruyendo en los próximos meses en los países de la CE y crecerá muy levemente en Estados Unidos y Japón. Tampoco son muy optimistas las proyecciones de crecimiento del comercio mundial, que también han sido revisadas a la baja ante el fracaso de las negociaciones para cerrar la Ronda Uruguay sobre libre comercio en el seno del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). El único indicador que ha sido reconsiderado a mejor por los organismos internacionales es el de la inflación, que continuará en tasas moderadas en los países industrializados.
Tres revisiones en un año
El proceso de elaboración del World Economic Outlook se ha encontrado en esta ocasión con innumerables acontecimientos que explican ese pesimismo creciente. Todos los años, el FMI publica dos informes semestrales de previsiones económicas, que redacta el staff de Washington y son corregidos por el directorio de gobernadores. Esta vez, la corrección ha coincidido con la reunión del consejo de ministros de Economía y Finanzas de la CE (Ecofín), en la localidad británica de Bath el pasado fin de semana, en la que los responsables económicos comunitarios mostraron públicamente su pesimismo ante la inestabilidad de los mercados.
Las previsiones macroeconómicas del FMI, que serán difundidas el miércoles, apuestan por un crecimiento del PIB mundial del 1,1% este año, frente al estancamiento de 199 1, y un aumento del 3, 1 % en 1993. Fuentes de la delegación española ante el fondo -Carlos Solchaga preside en la actualidad el comité interino-han calificado de "voluntarista" esta última proyección para el próximo año, indicando que "tradicionalmente el FMI muestra un cierto optimismo a medio plazo, que luego tiene que revisar en tiempos de crisis como el actual". En la última reunión de abril, el Fondo dejó en la mitad la previsión de crecimiento para este año, mientras mantenía inalterable las proyecciones ara el próximo.
Como ya sucedió entonces, el FMI apuesta por una mayor recuperación de Japón, que en esta ocasión está justificada por las recientes medidas de relanzamiento anunciadas por el gobierno nipón, mientras que se mantiene cauto respecto a la recuperación económica en Estados Unidos y escéptico sobre la CE por las necesidades de convergencia impuestas en Maastricht y la imposibilidad de Alemania de asumir el liderazgo hasta que haya digerido el coste de la reunificación.
En cuanto a los países en vías de desarrollo, el cuadro macroeconómico mantiene el optimismo para Latinoamérica y Oriente Próximo y se mantiene a la expectativa de lo que suceda en los países del este de Europa y los estados de la antigua URSS. Apunta una caída del 16,2% del PIB en la CEI para 1992, y del 6,5% para el próximo año, y mantiene la previsión de inflación en cuatro dígitos.
El 'circo', pendiente de Maastricht
El gran circo, como se conoce a la reunión de otoño del FMI, vivirá este año pendiente del resultado del referéndum de Francia sobre el Tratado de Maastricht. Un día antes de que los franceses acudan a las urnas, está prevista la cumbre de los siete países más ricos del planeta -Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá- en Washington. El comunicado que pueda redactar el G-7 promete ser cuanto menos confuso. Ya en las últimas reuniones, los siete no han podido llegar a acuerdos de coordinación monetaria y esta vez es poco menos que imposible.El mismo domingo, 20 de septiembre, con el comunicado del G-7 sobre la mesa, se reunirá el Comité Interino del Fondo Monetario Internacional que este año preside el ministro español de Economía, Carlos Solchaga. En plena comida, recibirán los primeros resultados oficiosos de París y no se descarta que los ministros europeos convoquen una reunión de urgencia para analizar la situación. La amenaza de un reajuste de paridades de las monedas del Sistema Monetario Europeo (SME) está más que latente, haya uno u otro resultado en el referéndum francés.
Las reuniones continuarán durante toda la semana con la resaca de Maastricht. El lunes habrá todo tipo de comunicados y conferencias de prensa y el martes se inaugura el gran circo, con la participación del presidente de Estados Unidos, George Bush, en la ceremonia de apertura de la asamblea. Allí estarán los ministros de Economía y Finanzas de 170 países -habrá 170 discursos en sólo dos días- y los presidentes de la mayoría de los grandes bancos del mundo.
Seguro que el ministro de Economía de Marruecos, a quien corresponde la presidencia en esta ocasión, tendrá que realizar esfuerzos suplementarios para que los conferenciantes se ciñan al tiempo previsto. Lo que no podrá evitar el presidente es el nerviosismo que se respirará en el hotel Sheraton de la capital norteamericana durante los días que durará el circo.
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