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LIDIA

Distintas generaciones

Dos toreros de distinta generación, lidiaron con ortodoxia, gusto y, lo mismo que demostraron el cómo se torea, hicieron las delicias del público serrano.El de la generación más avanzada, Dámaso González, enceló a su primer toro, que iba con la cara a media altura, y le hizo perseguir la muleta cuanto quiso, y en su segundo morlaco, un buen toro de El Sierro, algo flojo, fue el rey del temple. Estuvo muy a gusto y llegó incluso a sentirse en algún muletazo extraordinario. Limpio siempre el pase con la franela, y el torero muy bien colocado, dictó su simpar lección.

Enrique Ponce, el más joven, toreó con la mano izquierda en su primero y sacó de dudas a los más puristas aficionados. Terminó por salir -a hombros, merecidamente, junto a Dámaso González.

Sierro / González, Manzanares y Ponce

Toros de El Sierro; los seis dieron buen juego. Dámaso González: ovación; dos orejas. José María Manzanares: silencio; silencio. Enrique Ponce: oreja; oreja. Plaza San Martín de Valdeigleslas. 11 de septiembre. Lleno.

Manzanares, con dos toros muy mansos y huidizos, recorrió la arena en inútil porfía, se desesperó y se cansó.

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