Savater lleva al teatro la conversión de un conquistador en indio

El filósofo y escritor Fernando Savater estrena esta noche en Madrid, en el teatro Infanta Isabel, su sexta obra de teatro, Guerrero en casa. En ella no ha podido sustraerse al influjo del 92 y describe la "fantasía histórica" de un conquistador que se convirtió en indio. Esta nueva obra de Savater está dirigida, como las tres últimas, por María Ruiz, e interpretada por Eusebio Poncela, Félix Rotaeta y Pastora Vega, entre otros.

"Cuando María Ruiz me pidió hace dos años que escribiera una obra para que ella la montara en el 92", explica Savater, "me llamó la atención la figura del conquistador Gonzalo Guerrero, un marino de Palos que naufragó en las costas de Yucatán, llegó a casarse con la hija del cacique maya y, convertido en indio él mismo, murió peleando contra los españoles".Sobre este personaje histórico, del que no existen demasiados datos, Fernando Savater ha creado lo que denomina una "fantasía histórica" y, sobre todo, un símbolo del desarraigo y el mestizaje. "Esta historia cuenta que todos podemos ser desarraigados de nuestro lugar de origen e intentar vivir una nueva vida y ser hombres".

Guerrero en casa se estrena con apoyos del Ministerio de Cultura y del programa Extremadura 92, además del patrocinio de Tabacalera, pero no ha contado con ayudas del Quinto Centenario. "No ha habido problemas de contenido ideológico con las. instituciones", afirma María Ruiz; "el apoyo del V Centenario estaba inicialmente previsto, pero cuando hemos recurrido a ellos ya no les quedaba dinero".

En cuanto a la óptica ideológica de Guerrero en casa, señala Savater: "He intentado hacer una obra ni a favor ni en contra, sino con motivó del Quinto Centenario". ¿Para qué? "Para pensarlo mejor". Y añade cuál es su valoración de las celebraciones del 92: "Ha habido cosas que me son tan ajenas como que un señor se disfrace de conquistador. Pero el 92 también ha servido para que se editen, por ejemplo, excelentes libros de las Crónicas de Indias y, sobre todo, para que se oigan otras voces. Ahora bien, una cosa es reflexionar y otra festejar, porque los mayores avances de la historia siempre se han hecho a costa de los sentimientos de los individuos".