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Major dice que Maastricht es "la llave del progreso"

Enric González

ENRIC GONZÁLEZEl primer ministro británico, John Major, pronunció ayer su discurso más europeista. El Tratado de Maastricht, dijo, "es la llave del progreso", y expresó su confianza en que sea aprobado por los franceses, el día 20, y en un segundo referéndum por los daneses, que lo rechazaron el 2 de junio y con los que negociará su reincorporación al tren comunitario a finales de mes. El primer ministro sueco, Carl Bildt, también en Londres, urgió a la CE a que estrechara su unidad política, económica y monetaria. El presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, Jacques Attali, dijo que el triunfo del no sería un desastre para la paz.

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El jefe del Gobierno de Suecia, el primer país en la lista de espera para ingresar en la CE, afirmó que "no hay vuelta atrás en el desarrollo de la cooperación y la integración" y que el "agresivo nacionalismo" aparecido en el centro y el este de Europa "sólo puede ser derrotado con la unión". John Major acababa de defender Maastricht advirtiendo que "Europa no puede permanecer quieta mientras el mundo cambia; si la CE se detuviera, en realidad retrocedería". Ambos primeros ministros intervinieron en un seminario sobre asuntos europeos, celebrado en Londres, para realzar la presidencia británica de la CE.Major se entrevistó con el ministro danés de Exteriores, Uffe Elleman-Jensen, y anunció que antes de fin de mes abrirá una negociación con Dinamarca sobre la forma de reincorporación de dicho país al tren comunitario. También se reunió con el jefe de la Junta de Jefes de Estado Major de Estados Unidos, general Colin Powell, para tratar las crisis en los Balcanes y en Irak. Por la tarde, se entrevistó con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

El discurso de Major fue inequívocamente procomunitario, hasta el punto de merecer los elogios del líder de la oposición Liberal-Demócrata, Paddy Ashdown. "Han sido, al fin, las palabras de un auténtico europeo", señaló. Pero Major no se olvidó de los ruidosos euroescépticos del Partido Conservador, ni de los partidarios del no en Francia, a los que procuró apaciguar con la promesa de que "ninguna nación europea perderá su identidad" a causa de Maastricht. Insistió en que el tratado consagra la descentralización y la soberanía de las naciones-Estado, "que seguirán siendo las unidades políticas fundamentales".

Major repitió que tanto un no, francés como la persistencia del rechazo danés significarían "la muerte del tratado" y que, si Francia votara en contra, ni siquiera habría votación sobre Maastricht en el Parlamento de Westminster. También se mostró consciente de las dificultades a las que se enfrentará, si la ley de aplicación del tratado llega al Parlamento, para conseguir que los diputados británicos la aprueben. "Será un proceso doloroso, ya que seremos los únicos en la Comunidad en repasar la ley (de aprobación) línea por línea, cláusula a cláusula, y en votar de la misma forma, lo cual supone un control más efectivo que un referéndum", manifestó.

Negativa a un referéndum

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Su enésima negativa a un referéndum se produjo un par de horas después de que varios diputados conservadores euroescépticos le pidieran una audiencia en la que, anunciaron, reclamarían una consulta popular. Ayer esgrimían como argumento una encuesta del matutino Daily Star, según la cual dos de cada tres británicos quiere un re feréndum. La votación, de acuerdo con el mismo sondeo, arrojaría en estos momentos un resultado contrario a Maastricht: el 70% de las papeletas serían negativas.

El Gobierno británico, sin embargo, está convencido de que Maastricht saldrá adelante. Un alto cargo gubernamental señaló a este periódico que "a la hora de la verdad, no más de 35 diputados conservadores votarán en contra" y que la mayoría de los laboristas respaldaría el tratado.

Los sindicatos quieren más cooperación con la CE

Los líderes de los 38 principales sindicatos británicos, con más de siete millones de afiliados, creen que Europa es una cuestión prioritaria y que necesitan colaborar más estrechamente con las instituciones de la Comunidad Europea (CE), según una encuesta publicada ayer por el periódico londinense The Guardian. El Trade Union Congress (TUC), congreso de los sindicatos británicos, que inició ayer en Blackpool su conferencia anual, votará hoy sobre la apertura de una oficina permanente en Bruselas.El actual debate europeo sobre Maastricht no se verá, sin embargo, reflejado en las deliberaciones del TUC. La conferencia se dedicará a asuntos internos -fundamentalmente, la readmisión del escindido sindicato de electricistas- y a preparar una estrategia para la conferencia del Partido Laborista, a celebrar el mes próximo.

Numerosos dirigentes laboristas creen que su dependencia de los sindicatos -que controlan la mayoría de los votos en el partido- es un lastre electoral y debería ser suprimida, aunque el presidente del partido, John Evans, afirmó "El Laborista es y seguirá siendo un partido basado en el sindicalismo".

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