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Reportaje:

La nueva estrategia del Polisario

La decepción ante la parálisis de la ONU anima a los saharauis a "volver al trabajo"

Al cumplirse, ayer, un año de la proclamación del alto el fuego en la ex colonia española, los refugiados saharauis se plantean una estrategia para seguir resistiendo en el exilio. "Teníamos los odres llenos de agua Estábamos avanzando por el desierto y en el cielo se veían nubes a punto de dar lluvia. Pero nos quedamos sin agua a medio camino y no llovió. ¿Qué hacemos ahora?". Con esta metáfora el presidente del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, sintetiza la decepción creada por el continuo aplazamiento del referéndum de autodeterminación de la ONU. Gracias a la consolidación de la perestroika interna, la respuesta en los debates fue la de "volver a trabajar" para seguir la lucha.

Abdelaziz recorrió, en agosto, todos los rincones de los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, en el suroeste de Argelia. Objetivo: analizar con la población la situación creada por el bloqueo del plan de paz de la ONU cuando, al cumplirse un año del alto el fuego en el Sáhara Occidental, las esperanzas de que la ONU logre organizar el referéndum de autodeterminación, se desvanecen."¡El Sáhara requiere sacrificios!", dijo Abdelaziz a la población en los debates con los dirigentes locales, los jóvenes, las mujeres y especialmente con los ancianos, cuya palabra es considerada por los dirigentes saharauis como un punto de referencia obligado. A diferencia de otras reuniones plenarias celebradas en enero y mayo, esta vez, Abdelaziz no estaba sentado en la tribuna de los dirigentes. Su actitud tampoco era ya la de quien recogía, en silencio, las críticas de la población contra la gestión del movimiento que, desde hace 17 años, lucha contra Marruecos por la independencia de la ex colonia española.

"El referéndum parecía tan próximo que cometimos el error de descuidar nuestra propia situación interna", asegura a este diario uno de los integrantes de la corriente perestroika del movimiento saharaui, que no quiere identificarse porque "en el Polisario, a pesar de los matices ideológícos, todos somos iguales ante la lucha por la independencia. Ha pasado un año desde que esta corriente logró imponer la proclamación de la apertura democrática en el 80 congreso del Polisario. Fue un pronunciamiento más teórico que práctico. Según el calendario previsto por la ONU, quedaban sólo cuatro meses para la celebración del referéndum. Los partidarios de la apertura esperaron al desenlace del conflicto para volcarse en la democratización, incluso a costa de permanecer en la sombra frente a los duros, es decir, los defensores a ultranza de los ideales marxistas-leninistas que alumbraron el Polisario a principios de los años setenta

Desconfianza

Ahora la situación ha cambiado. Mientras el máximo responsable saharaui en las negociaciones ante la ONU, Bachir Mustafá Sayed, asegura que "continúan los esfuerzos en Nueva York para llevar adelante el plan de paz", pero reconociendo que se estudia la vuelta a la lucha armada por la actitud de Marruecos, en, los campamentos de refugiados ha crecido la desconfianza en la eficacia de la ONU. "Los cascos azules llevan un año en el Sáhara y sólo han conseguido que dejemos la lucha para que Marruecos pueda seguir ocupando el territorio sin miedo a nuestra respuesta", son algunas de las quejas en los campamentos.Esta decepción ha jugado en contra de los duros, principales defensores, en el plano exterior, de la apuesta por el arbitraje de la ONU. Ellos no escatimaron esfuerzos para convencer a Rabat con concesiones como las de admitir, durante la celebración del referéndum, la presencia en los territorios de 65.000 soldados marroquíes y los miles de colonos y miembros de la administración ocupante. Ahora que no pueden presentar resultados, los aperturistas -que siempre les criticaron ser demasiado blandos con Rabat- han podido sellar su ascenso.

Prueba de ello ha sido el nombramiento este año de Mohamed Salem Ulol Salek y Taleb Abdelkader, dos destacados protagonistas del movimiento democratizador, al frente de los estratégicos ministerios de Exteriores e Interior, respectivamente. Según las autoridades marroquíes, ambos están "secuestrados" por el Polisario debido a las "divisiones internas". Dicha versión asegura también que las demandas de democracia en el Polisario constituían un fenómeno de protesta tribal contra el poder de la etnia mayoritaria de los erguibat. Sin embargo, los aperturistas de las comunidades saharauis en las islas Canarias y en Mauritania -principales focos de protesta contra la cúpula dirigente polisaria- subrayan que la integración en el actual Gobierno saharaui de perestroikos de todas las tribus consolida el debate ideológico y las posibilidades de éxito de la transición.

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El afianzamiento de esta glásnost (o transparencia) del Sáhara ha tenido, entre otros efectos, la puesta en marcha de una comisión encargada de investigar los eventuales abusos o errores en la gestión civil y militar. Fruto de la labor de este equipo, que actúa bajo control del Parlamento, fue la destitución, el pasado mes, del embajador polisario en Argel, Brahim Hakim. Acusado de corrupción, el dirigente saharaui optó por pasar a Marruecos.En los campamentos están resignados a que otros saharauis sigan a Hakim al otro lado de los muros que dividen el Sáhara. "Lo que no se puede hacer es mantener injustos privilegios y abusos de unos pocos, a costa del bien común y la pérdida de la ilusión general", asegura otro perestroiko al considerar que "el regreso este año a los campos de refugiados de decena s de saharauis que habían pasado a Marruecos compensa con creces la marcha de Hakim".

Estos intentos por corregir los errores del pasado son la carta que Abdelaziz ha jugado en los últimos debates para zarandear a los jóvenes a los que acusa de haberse "apoltronado" y "criticar sin hacer nada positivo".

Los ancianos aplaudieron sus palabras. Las mujeres -que siempre fueron la palanca motriz en la sombra del movimiento- se sumaron de inmediato al llamamiento de vuelta al trabajo del presidente y exigieron a los hombres "no hacer la política del avestruz" y "afrontar los problemas en este momento histórico" en que las perspectivas de cambio interno coinciden con un nuevo vuelco en la posición argelina a favor de los saharauis. Un vuelco que contribuye a subir la moral de quienes siempre defendieron la solución militar.

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