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Los hombres, próximo objetivo

La investigación sobre los métodos anticonceptivos destinados a los hombres ha estado históricamente mucho más retrasada que la que ha tenido por objetivo trastornar el ciclo reproductivo femenino para evitar los embarazos.

A razones puramente fisiológicas se añaden otras culturales que tienen mucho que ver, han denunciado repetidamente las organizaciones feministas, con el rechazo del hombre a que se modifique su capacidad reproductora.

Así, ante el anuncio en el congreso de Inmunología Reproductiva que se celebra en Roma de un nuevo método anticonceptivo destinado a las mujeres, el organizador del congreso Franco Dondero, ha anunciado, como contrapeso, que próximamente se experimentarán vacunas anticonceptivas destinadas a los hombres y basadas en el mismo principio, la producción de anticuerpos contra los espermatozoides.

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En este caso, para que la vacuna sea reversible, es necesario encontrar anticuerpos que ataquen a los espermatozoides una vez hayan dejado los testículos.

Las líneas de investigación en anticonceptivos masculinos son múltiples. En China y también en otros países se está experimentando desde hace al menos una década con una sustancia derivada del algodón llamada gossipol que induce esterilidad reversible en los hombres.

Pero sus resultados no han sido hasta el momento lo suficientemente positivos ya que no se han eliminado sus efectos secundarios.

Desde los años setenta

La vacuna femenina por producción de anticuerpos es un concepto ya antiguo, pero que hasta ahora no se, había podido llevar a la práctica.Ya en 1974, la Organización Mundial de la Salud investigaba moléculas inmunogénicas sintéticas similares a las actuales, que se suponía que producían anticuerpos a la gonadotropina coriónica humana, la hormona producida por la placenta durante el embarazo y sin la cual éste no puede prosperar.

Sin embargo, la investigación no despegó hasta 1986, en que se realizaron pruebas con primates, y 1988, con las primeras pruebas, de resultados positivos, llevadas a cabo en Australia y Estados Unidos sobre mujeres esterilizadas por diversos motivos.

El lento proceso de elaboración de una vacuna, con sus correspondientes etapas de ensayos para verificar la inmunidad y la falta de efectos secundarios, en animales y seres humanos, es el mismo que se ha seguido en este caso.

El proceso está, a juzgar por los datos presentados en el congreso que se está celebrando en Roma, a punto de terminar, con la llegada del producto al mercado.

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