Frutas y verduras multiplican por cuatro y cinco sus precios entre origen y consumo, según los sindicatos

Los precios medios ofrecidos al consumidor de las principales frutas y verduras multiplican, como mínimo, por cuatro o cinco las cotizaciones percibidas por los agricultores, según los datos elaborados en las diferentes zonas por la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) y la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). Este año la existencia de unas grandes cosechas en productos como peras o manzanas ha provocado que los precios en origen se hayan reducido casi a la mitad, mientras esa caída no se ha repercutido en los precios finales del producto.

Mientras en algunos casos, según las organizaciones agrarias, el aumento moderado del precio tiene su justificación al mejorar la intermediación por la presentación, normalización o selección de la mercancía, en otros casos se trata de simples productos que pasan del origen al consumo con una multiplicación injustificada de precios que corresponde solamente al beneficio de los intermediarios y a una estructura minifundista e inflacionaria.El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Fernando Moraleda, estíma que la Administración no ha afrontado en serio el problema de la transparencia de los canales de comercialización, a la vez que lamenta la poca presencia de las organizaciones de productores en ese proceso. Pedro Barato, presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), estima que el sector agrario puede recibir mejores precios sin perjudicar al consumidor ni al IPC "si se eliminan los intermediarios que sobran en el proceso de comercialización".

Fuentes de la Asociación de Mayoristas de Frutas y Hortalizas de Mercamadrid consideran que la formación de precios en estas estructuras se produce dentro de la mayor transparencia y en un clima de competencia entre más de 240 empresas. Medios del sector minorista rechazan, a su vez, que sean agentes inflacionistas aunque reconocen que existe una gran disparidad en los costes de funcionamiento de cada establecimiento. Las grandes superficies estiman que su política abarata el producto.