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Las reformas del Rastro no han conseguido acabar con los puestos ilegales

Las obras se suceden en el Rastro sin que ninguna parezca satisfacer a los vecinos, a los comerciantes o a los vendedores ambulantes. La reordenación del mercadillo, acometida por el equipo municipal socialista en 1988, no ha detenido las quejas sobre la inseguridad y la proliferación de puestos ilegales. La rehabilitación de la plaza de Cascorro, realizada en 1990 por el equipo municipal del centrista Rodríguez Sahagún, tampoco ha gustado a los vecinos, que afirman que la plaza se ha convertido en un aparcamiento de camiones.

El equipo municipal socialista emprendió en 1988 la primera reforma para ordenar un mercadillo que se había convertido en un zoco de acceso imposible para, ambulancias, policía y bomberos, y en el que abundaban trileros, chorizos y rateros. Las dos medidas más importantes fueron la apertura de un pasillo central de seis metros en la Ribera de Curtidores para que pudieran circular los servicios de urgencia, y el cobro de tasas a los vendedores para que regularizaran su situación. Para mayor seguridad de los 250.000 visitantes que acudían cada domingo al mercadillo se emplazaron dos ambulancias y se incrementó la presencia. policial a 90 agentes, con el apoyo de una comisaría móvil,Los 3.500 puestos de venta censados entonces se han reducido 1,780 y las arcas municipales ingresan unos 60 millones de pesetas anuales. Pero el Rastro lentamente ha vuelto a recuperar su caos habitual. Cuatro años después de la reforma hay puestos que no muestran la licencia obligatoria, han proliferado los tenderetes ilegales y algunos vendedores han aumentado el espacio de venta autorizado, entre uno y tres metros, invadiendo el pasillo central de seguridad.

Inseguridad

El anterior presidente de distrito, el socialista Ginés Meléndez, achaca la actual situación a la "disminución drástica" del número de agentes desde que se hizo cargo del Ayuntamiento la coalición del CDS y el PP. "Hay menos policías, y los que hay no se adentran por los pasillos del mercadillo para controlar la Iongitud de los puestos o el surgimiento de ilegales. La inseguridad ha aumentado, y eso se agrava con la reducción de las dos ambulancias a una, en la plaza del General Vara, del Rey", señala.El actual presidente de la junta de Centro, Angel Matanzo, afirma que la disminución del número de ambulancias y policías no es competencia suya y añade una nueva queja a la lista. "El Rastro no debería llevarlo sólo una junta, sino el Ayuntamiento en pleno". Fuentes policiales aseguran que la seguridad se mantiene, ya que hay más agentes (de paisano en el interior del mercadillo que uniformado en las aceras. En el parque de ambulancias municipal afirman que disponen de medios suficientes.

Entre los vendedores todo son protestas. "Te cobran las tasas -18.060 pesetas anuales por los puestos de un metro y 72.400 por los de tres metros-, pero luego no controlan a los vendedores ilegales o a los trileros y su ejército de ladrones, que aparecen sin falta cada domingo", critica, Encarnación Marí en su puesto de anillos y pendientes.

Los vecinos también se quejan por la transformación de sus portales en vestuarios y por las dificultades que tienen para desplazarse ante la presencia de puestos incontrolados, Los dueños de los bares de la zona se unen al coro de quejas y afirman que han perdido clientes porque los puestos les ciegan las entradas.

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,Mencionar la remodelación de la plaza de Cascorro significa echar nueva leña al fuego. El proyecto, acometido por la coalición municipal del CDS y el PP con una inversión de 70 millones de pesetas, incluía el ajardinamiento de la zona, el ensanchamiento de las aceras y la creación de plazas de aparcamiento. La mención de cada etapa a los vecinos suscita críticas: "Cascorro es un aparcamiento de camiones".

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