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Denuncias de prácticas de canibalismo de soldados nipones en Nueva Guinea al final de la II Guerra Mundial

A pocos días de las ceremonias anuales de conmemoración del final de la II Guerra Mundial en Tokio, un académico japonés ha sacado a la luz documentos según los cuales hubo numerosos casos de canibalismo con los cuerpos de prisioneros enemigos perpetrados por soldados del Ejército imperial japonés.Toshiyuki Tanaka, profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de Melbourne, ha desvelado bajo juramento testimonios reunidos por un comité australiano de investigación de crímenes de guerra de 1950, en los que se describen casos de canibalismo cometidos por las tropas niponas acosadas por el hambre.

Entre los documentos figuran traducciones al inglés de los intérpretes de las fuerzas aliadas que dejan ver la posición tolerante de los oficiales ante el consumo de cadáveres, pero "sólo de soldados enemigos". Un cabo aus,traliano, cuyo testimonio fue recogido por el Comité de Crímenes de Guerra, declaró haber identificado cuerpos mutiladosde compañeros suyos después de que él mismo hubiera ayudado a darles sepultura en territorio ocupado porIos japoneses.

Los documentos revelan, al parecer, que los soldados japoneses consumieron los cadáveres de unas 100, personas, entre australianos, indios y neoguineanos en Nueva Guinea, durante los últimos días de la II Guerra Mundial, en 1945. En algunos casos. las víctimas eran mutiladas estando aún vivas.

Orgía de sangre

Entre los documentos dados a conocer por el profesor Tanaka después de seis meses de investigación, figuran las que serían las primeras declaraciones de miembros del Ejército japonés en las que se reconoce haber perdido el control sobre las tropas, que se entregaron a una orgía de asesinato y canibalismo en los últimos días de la guerra.

Un teniente australiano declaró que vio despojos humanos tales como cadáveres desmembrados, columnas vertebrales y cráneos despellejados que no dejaban lugar a dudas sobre prácticas de canibalismo.

Prisioneros de guerra, australianos y de países aliados, que contemplaron estas atrocidades, relatan que los soldados comían la carne de soldados australianos y de obreros asiáticos.

Un oficial japonés propició supuestamente el canibalismo al emitir una orden en noviembre de 1944 según la cual condenaba con,pena de muerte la ingestión de restos humanos "con excepción de los de soldados enemigos". El oficial nipón, general en jefe en Nueva Guinea, hacía un llamamiento a sus tropas para que "siguieran los preceptos budistas y se atuvieran a la ley militar", y mostraba preocupación por el desenfreno de sus tropas, implicadas en una serie de robos, asesinatos y actos de canibalismo. Según Tanaka, la posición oficial del Ejército japonés era la de condenar el canibalismo, pero en realidad se practicaba bajo la mirada tolerante de los altos mandos, que llegaron incluso a justificarla en "ciertas circunstancias".

Nueva Guinea fue uno de los territorios en los que el Gobierno japonés, acosado por los aliados, y a punto de perder la guerra, cortó el suministro de provisiones a sus hombres, a los que abandonó a su suerte.

Por otra parte, mujeres españolas fueron forzadas a prostituirse en los burdeles militares japoneses durante la II Guerra Mundial, según una entrevista con un ex teniente citada por el diario de Tokio The Japan Times. El oficial se jactaba de haber tenido relaciones sexuales con mujeres españolas, y otras occidentales, en esos prostíbulos.

Las declaraciones aparecieron inicialmente en el libro El Ejército imperial y las mujeres de alivio coreanas, publicado en 1976. Con ese eufemismo se conoció a miles de mujeres obligadas a la prostitución, procedentes sobre todo de Corea y China.

Las dramáticas confesiones de varias supervivientes coreanas obligaron a Tokio a revelar documentós de la época en los que se demuestra que la prostitución forzada obedecía a un plan racional y bien organizado, que se extendió a no asiáticas.

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