El Gobierno argelino, dispuesto a dialogar con todas las fuerzas políticas

El Gobierno argelino está dispuesto a dialogar con todos los partidos y asociaciones políticas, en un intento de salvar la unidad de la República, promover la democracia pluralista y asegurar las libertades fundamentales. El ofrecimiento de diálogo no excluye, en principio, a las fuerzas integristas, uno de cuyos brazos armados -el Movimiento Islámico Armado- acaba de recibir un duro revés de las fuerzas de seguridad, que han detenido en Blida a uno de sus máximos dirigentes, Abdelkader El Asmani.El Alto Comité del Estado ha abierto la puerta al diálogo, cuando a penas se ha cumplido un mes del asesinato de Mohamed Budiaf, 29 de junio de 1992. El documento, en el que establece las condiciones de este diálogo nacional, pone fin al aislacionismo y al monólogo político en el que se encontraba inmersa la presidencia de la República desde que el pasado 11 de enero presentó su dimisión Chadli Benyedid y se hizo cargo Mohamed Budiaf, quien se había negado reiteradamente a hablar con los representantes de los partidos, alegando que no representaban a nadie.

La oferta de diálogo del Alto Comité del Estado, corresponde a un proyecto de apertura del régimen que se venía anunciando en las últimas semanas, tras la desaparición de Budiaf y, sobretodo, desde que se dictó una sentencia benévola contra los máximos dirigentes del Frente Islámico de Salvación (FIS), condenados a un máximo de doce años de prisión.

Condiciones

La presidencia de la República no excluye a ninguna organización del diálogo, pero lo condiciona, sin embargo, a que los interlocutores respeten cinco principios: la unidad de la nación, la edificación del Estado moderno, la promoción de la democracia pluralista, el respeto de las libertades fundamentales y la condena sin equívocos de los crímenes perpetrados contra el Estado, sus agentes, sus símbolos y sus instituciones. Este último requisito podría dificultar las posibles conversaciones con los dirigentes del FIS y con otros partidos integristas moderados, cuyas bases difícilmente pueden aceptar una condena de la violencia.

Pocas horas después de que el Alto Comité del Estado hiciera pública su oferta de diálogo, el nuevo jefe de Gobierno, Belaid Abdeslam, se reunió con la prensa local e internacional para explicar su programa de gobierno. El jefe de Gabinete dejó claro que su misión era la de gestionar la Administración y los temas económicos, dejando en manos de la presidencia las cuestiones políticas y las de orden público. Se declaró continuador de la política energética y de inversiones extranjeras en el sector diseñada por su predecesor Sid Ahmed Gozali, pero se mostró crítico respecto de la liberalización del mercado, de la paridad del dinar o del refinanciamiento de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).