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Galloso no disimula

Albaserrada / Galloso, Durán, Galindo

Toros del marqués de Albaserrada, serios, cuajados, fuertes y mansos, excepto 2º y 5º, bravos

José Luis Galloso: media baja (pitos); media perpendicular caída a paso de banderillas y tres descabellos (pitos). Curro Durán: pinchazo sin soltar y estocada tendida (división cuando saluda); media caída atravesada (ovación). Raúl Galindo: pinchazo sin soltar y estocada desprendida (palmas); dos pinchazos sin soltar, metisaca, pinchazo y descabello (palmas).

Plaza de Las Ventas, 26 de julio. Menos (le media entrada

El veterano coletudo José Luis Galloso demostró ayer que no es amigo de disimulos y ratimagos para taparse: no vió claro a ninguno de sus dos enemigos y echó por la calle de enmedio. Esta actitud, nada plausible ni encomiable, al menos sí es sincera. Y se agradece en estos tiempos en que importa más el continente que el contenido, la forma que el fondo, la mentira envuelta que la verdad desnuda.Ni dos minutos habían transcurrido desde el inicio de su labor con la pañosa al que abrió plaza cuando Galloso lo avió con bochornoso sartenazo. El burel no era ningún malage imposible, aunque tampoco el paladín de la casta, pero su matador anduvo precautorio a tope.

El galafate de 665 kilos que le correpondió en cuarto lugar, enmorrillado, badanudo, de preciosa lámina y larguísimo como un mercancías, corría más que el AVE.. "Demasiao p' al cuerpo", debió pensar Galloso, y como la catadura del bicorne era similar a la del primero, abrevió igualmente.Curro Durán tuvo la suerte, o la desgracia, según se mire, de que le correspondiesen dos toros bravos, a los que aplicó un canjilón de pases acelerados. Sin ligazón en el segundo, pues al rematar cada uno, el diestro enmendaba terrenos y salía corriendo, tal vez en la creencia de que Las Ventas era el olímpico estadio de Montjulch.

Frente al quinto, con el que brilló en rehiletes Ecijano II, se relajó algo más y hubo cortas series de redondos templados y mandones, pero también truquitos ventajistas nada sinceros. Sirva como atenuante lo poco que actúa, y eso se acusa.

Como los tres lotes del interesante encierro fueron distintos, a Galindo le tocó bailar con la más fea. Aunque lo del baile sea por utilizar la frase hecha, ya que el madrileño atornilló los pies en la arena y tragó todo lo tragable, aguantando a sus dos marrajos parones y derrotes, ' uno de los cuales le costó un tremebundo volteretón. Galindo, además, fue el único que intervino en quites y alboreó arte con el percal en verónicas y una media de cartel.

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