Bush cancela su fin de semana para tratar con sus asesores militares la crisis con Irak
El presidente George Bush canceló ayer sus planes de pasar este fin de semana en su casa de campo del Estado de Maine para analizar hoy con sus principales asesores militares la situación creada por el incumplimiento iraquí de los acuerdos que acabaron la guerra del Golfo. Bush podría acabar apoyando la idea de una intervención militar estadounidense contra el presidente iraquí, Sadam Husein.
Durante el día de ayer, las declaraciones de la Casa Blanca y del Pentágono subían de tono a la hora de calibrar la posibilidad de que Estados Unidos responda al mayor desafío del presidente iraquí Sadam Husein desde que acabó la guerra del Golfo, en 1991, con su negativa a autorizar el acceso de una misión de expertos de las Naciones Unidas al Ministerio de Agricultura en Bagdad.Una acción militar de los EE UU parece "bastante probable" si Irak no permite a los inspectores de Naciones Unidas revisar los documentos que supuestamente contienen los planes del régimen de Sadam Husein para la construcción de armas de destrucción masiva. Así lo declaró ayer en Riad, Arabia Saudí, el secretario de Estado norteamericano, James Baker, al final de una gira por Oriente Próximo.
Baker analizó la tensión creada por el contencioso con Irak con el rey Fahd, quien aseguró que Arabia Saudí está dispuesta a apoyar los esfuerzos de la ONU para que se solucione el conflicto.
Estas declaraciones coincidieron con la salida ayer de Bagdad -con excepción de dos expertos rusos- de todos los integrantes de la comisión de la ONU para el desarme de Irak que esperaron inútilmente, durante 20 días, el permiso para inspeccionar el ministerio. Los miembros de dicha misión fueron el blanco de numerosos actos de protesta y hostigamiento protagonizados por miles de ciudadanos iraquíes que los acusaron de ser espías de Washington.
La posibilidad de que Estados Unidos se una este fin de semana a Francia y al Reino Unido en sus esfuerzos de hacer cumplir a Irak las resoluciones de Naciones Unidas, significa que el bombardeo y el lanzamiento de misiles contra posiciones estratégicas podría iniciarse la próxima semana, según publicó ayer el Washington Post, citando fuentes de la Administración norteamericana. Según este diario, los tres gobiernos están de acuerdo en que el Consejo de Seguridad dé un ultimátum de pocos días a Bagdad para que rectifique su postura.
Ejército preparado
De momento, el secretario de Defensa norteamericano, Dick Cheney, ya ha declarado que el ejército de los EEUU está listo para ejecutar cualquier tipo de orden. Coincidiendo con sus declaraciones, se ordenaba el traslado de tres barcos de la flota anfibia norteamericana -entre los que figuran los portaviones Uss Independent y el Saratoga- que se reunirán hoy con los 21 buques de guerra que ya se encuentran desplegados en la zona del Golfo con el pretexto de unas maniobras militares. Cada uno de los tres buques transportan 75 aviones de combate.
La Administración Bush no va a tener que temer grandes obstáculos internos a la hora de decidir su respuesta a Irak ya que, en esta ocasión, cuenta con el respaldo de sus rivales políticos. En vísperas de las elecciones presidenciales, los demócratas se han declarado dispuestos a olvidar sus diferencias con los republicanos y apoyar la decisión de Bush. Su rival presidencial, el demócrata Bill Clinton, ha asegurado que aprobará cualquier represalia militar que se decida bajo los auspicios de la ONU.
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