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Reportaje:

15 millones de niños luchan por una "supervivencia errática" en las calles de ciudades latinoamericanas

Las calles de muchas ciudades latinoamericanas se han convertido en un infierno para los niños, la parte más fuerte de la estructura de la población, que en, este caso es la más débil. Más de 15 millones de chicos, entre 6 y 18 años, luchan por la supervivencia errática, teniendo el asfalto como único hogar. Es un dato más de la otra cara de la Cumbre Iberoamericana que se inauguró ayer en Madrid. Los jefes de Estado han accedido a esta información aportada por el Fondo Internacional de Naciones Unidas para la Ayuda a la Infancia (Unicef) en su informe Los niños de las Américas.

MadridLos niños latinoamericanos son, probablemente, las principales víctimas de la pasada crisis que ha afectado a estos países. El informe, elaborado por la Oficina Regional para Amé rica Latina y el Caribe de Unicef, presenta un panorama sobrecogedor: cerca de un millón de niños menores de cinco años mueren anualmente en esta región por causas evitables (generalmente por falta de vacunas y cuidados de la madre); casi 80 millones de niños son pobres, y siete millones sufren desnutrición, viendo así socavado su desarrollo físico y mental.Carentes de instrucción e integración familiar y social, muchos de estos "niños de la calle" se ven abocados a la explotación laboral, la drogadicción, la prostitución y la delincuencia en las zonas marginales de las grandes ciudades. Se estima por ello que cerca de 30 millones de niños se ven obligados a trabajar para contribuir a los escasos ingresos familiares. Los expertos de Unicef son conscientes de este lamentable estado de cosas, pero señalan que la situación tiene solución, aunque los Gobiernos tendrán que emplearse a fondo.

Niños asesinados

La consecuencia más dramática derivada de la existencia de los niños de la calle es la comisión de asesinatos infantiles. Amnistía Internacional ha denunciado recientemente torturas sistemáticas y desapariciones infantiles en Colombia, Guatemala y Brasil. En las zonas urbanas de Brasil han sido asesinados, por ejemplo, 7.000 niños sin hogar en los últimos cuatro años. A muchos de estos niños los mataron los llamados escuadrones de la muerte, integrados por policías fuera de servicio. Según cifras oficiales, solamente en Río de Janeiro se registraron 306 homicidios de niños y adolescentes y en Pernanbuco 460 entre enero de 1986 y julio de 1991.

"Si la existencia es el primer bien" el segundo es el modo de existir". La cita, de Simón Bolívar, ha sido rescatada por Unicef en su informe sobre supervivencia, protección y desarrollo integral de la niñez en América en el decenio de 1990.

Para esta agencia especializada de las Naciones Unidas, que dice hablar en nombre de la mayoría, es decir, de los menores de 18 años y de las mujeres en edad reproductiva, los países miembros de la comunidad latinoamericana se están jugando en estos momentos la posibilidad de salvar las nuevas generaciones o de perderlas definitivamente.

En América Latina, las sociedades todavía aparecen divididas en dos mitades: sectores sociales medios y altos que gozan de niveles de vida similares a los de los países desarrollados y otros anclados en niveles de subsistencia. Estas, disparidades se encuentran reflejadas claramente en los indicadores sintéticos de bienestar: esperanza de vida al nacer, mortalidad infantil, educación básica, acceso a agua potable y saneamiento, vivienda y empleo productivo.

Sufrimiento humano alto

El estado real de este tipo de indicadores hace que la mayor parte de los países latinoamericanos se encuentren entre las regiones de sufrimiento humano alto, como acaba de denunciar el Comité de Crisis de Población, organismo sin ánimo de lucro con sede en Washington. Las cifras de Unicef son bastante concluyentes: a las puertas del siglo XXI, cerca de la mitad de la población de América Latina vive en la pobreza. Se estima que, de los 441 millones de habitantes de la región, 181 millones viven por debajo del nivel de pobreza. En esta población pobre, 78 millones son menores de 18 años (un 42% del total de este grupo de edad), lo que permite afirmar que prácticamente la mayoría de los niños de la región son pobres y la mayoría de los pobres son niños.

Por países, Guatemala es el que mayor porcentaje de niños pobres e indigentes registra (un 73, en una tabla máxima de 80). Le siguen Perú (con 60), República Dominicana (47), Brasil (45), Colombia (42), Panamá (41) y México (37). Venezuela tiene 32, Uruguay 20 y Argentina 16.

Generación del cambio o generación perdida

Durante el decenio 1990 nacerá en América Latina la generación más numerosa de su historia -en razón de más de 13 millones de niños al año-. Puede ser la primera generación del cambio en el tránsito al nuevo mundo del siglo XXI o convertirse en la última generación perdida del siglo XX. Esta oportunidad está claramente señalada por los expertos en el informe que la UNICEF ha aportado a la cumbre.Se trata de marcarse unas metas y sobre todo de invertir. en recursos humanos. "De aquí al año 2000 está a nuestro alcance", se dice en el informe, "salvar de la muerte a cerca de dos millones de niños menores de cinco años y a 86.000 madres; acabar con la desnutrición de unos cuatro millones de niños; facilitar el acceso al agua potable a casi 100 millones de personas y a servicios de saneamiento eficaces a más de 156 millones".

Pero, además, habrá que promover la escolarización de 12 millones de niños y la terminación de la enseñanza primaria de más de 32 millones. También habrá que liberar del analfabetismo a más, de 24 millones de adultos. Éstos serían, en cifras, los logros para América Latina, si se consiguen las metas principales que combinan los conceptos infancia y el desarrollo.

Ninguna de estas metas resultan incompatibles, en opinión de los técnicos de UNICEF, con los equilibrios macroeconómicos y con el crecimiento. Por el contrario, su cumplimiento produciría toda una serie de efectos sinérgicos que reforzarían considerablemente la eficacia social de la política económica.

El mejoramiento de la salud, la nutrición, la educación, la vivienda y las condiciones de salubridad ambiental básicas de decenas de millones de pobres, en su mayoría niños menores de 18 años, es una de las inversiones de mayor rendimiento para incrementar la calidad de los recursos humanos de la región latinoamericana.

UNICEF señala que la magnitud de la pobreza y la profundidad de los desequilibrios sociales exigen la aplicación de una política social de choque que combine los mecanismos de ajuste económico con los de ajuste social. "Pero la consecución del equilibrio social y la estabilidad política y económica tienen un coste y éste ha de distribuirse de acuerdo con criterios de equidad fiscal. La democracia no es gratis. Pero deben contribuir más los que más tienen para que se beneficien más los que menos tienen".

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