_
_
_
_
Reportaje:

Intelectuales franceses y españoles sentan en el banquillo de los acusados a la ideología del consenso

La exaltación del consenso, la hegemonía de los tecnócratas, el discurso economicista y la renuncia a proponer proyectos de cambio que caracterizan hoy a la mayoría de las fuerzas políticas occidentales fueron los grandes acusados de los cuatro, debates que, bajo el lema Volver a pensar la política, se celebraron en la segunda mitad de la pasada semana en Montpellier, en el sur de Francia. A los encuentros asistió una veintena de intelectuales franceses y españoles invitados por France Culture, Le Monde y EL PAÍS.

Joan Culla, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Antonio Elorza, profesor en la Central de Madrid, coincidieron en acentuar el fenómeno común a . muchas sociedades occidentales del desprestigio de la clase política tradicional. "La distancia entre representantes y representados en las sociedades democráticas es cada vez mayor", dijo Elorza. Ese argumento fue reforzado por Culla. "La multiplicación de casos de corrupción, la diferencia entre el lenguaje tecnocrático y economicista de los dirigentes y las preocupaciones de los ciudadanos, el protagonismo de los banqueros y las estrellas del mundo de la comunicación, la ausencia de proyectos esperanzadores", dijo, "están convirtiendo a la política en una profesión casi vergonzosa ante los ojos de mucha gente".El profesor catalán recordó que hay un caldo de cultivo para que emerjan personajes o movimientos fundados en el rechazo de la clase política y la exaltación del populismo. En España, según Culla, la tradición anarquista y la propaganda antidem6crática del franquismo son un "abono histórico" para los "caudillos de la demagogia antipolítica".

El discurso consensual fue invitado a sentarse en el banquillo de los acusados. "Si la mayoría y la oposición dicen lo mismo, la gente se pregunta para qué sirven los políticos", afirmó Daniel Bensaid, profesor en la Universidad de París. "La renuncia a proponer verdaderos cambios y la ausencia de divergencias sobre los problemas de fondo", añadió, "convierten el debate político en una mera cuestión de imagen, lo reducen a saber qué líder queda mejor en la televisión".

Hurgar en la herida

También hurgó en esa herida el filósofo Alain Finkielkraut. "Ya no hay políticos de derecha o de izquierda", dijo, "ya sólo hay políticos modernos, políticos convertidos en funcionarios de la técnica, políticos de avión privado y fax, políticos que, más allá de su. pertenencia a uno u otro partido, reaccionan a los ataques que se les hacen con un auténtico reflejo de clase".Georges Freche, alcalde socialista de Montpellier, reconoció la bondad de esos argumentos. "Los que gobiernan Francia son los tecnócratas de la Escuela Nacional de Administración (ENA)", dijo. Como alternativa a ese hecho, Freche se pronunció por el reforzamiento de los poderes locales y regionales y por la revalorización del Parlamento.

Gilles Martinet, ensayista y ex embajador, resumió un sentimiento general al afirmar que la única ideología que ha muerto es la marxista, pero que muchas otras, como la nacionalista, la integrista, la ecologista y la de los derechos humanos, están vivas y coleando. En la actualidad, según Martinet, la "ideología dominante" es "la del fin de la historia y la del capitalismo como culminación de la evolución humana".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

No lejos de esa posición estuvo Elorza al declararse "preocupado" por "esa ideología que predica el fin de las ideologías, esa ideología de la tecnocracia y el pragmatismo que inspira las políticas exclusivamente dedicadas a reducir la inflación y aumentar el crecimiento".

"No se puede hacer política sin proponer esperanza a los ciudadanos", afirmó Alain-Gérard. Slama, cronista en Le Figaro. "Si la política tiene un sentido, éste es el de inventar nuevas perspectivas", reconoció François Bayrou, diputado y secretario general del partido Unión para la Democracia Francesa (UDF).

"¿Es posible una izquierda que no ofrezca el proyecto de un mundo diferente, de un mundo menos malo que el actual?", se preguntó Manuel Azcárate, editorialista de EL PAÍS. Tras responder por la negativa a su propia pregunta, Azcárate aseguró que la gran línea divisoria actual entre la derecha y la izquierda estriba en la actitud ante el problema Norte-Sur. "La izquierda", dijo, "está por la solidaridad; la derecha, por el egoísmo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_