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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La juventud de Gil de Biedma

Con loable empeño, Miguel García-Posada (Premiados y castigados, EL PAÍS, 10 de julio) arremete contra la "mentalidad burocrática, de escalafón", que, ciertamente, impera en este país a la hora de conceder premios literarios. Ilustra el señor García-Posada su artículo con la anécdota del día en que "alguien, no me acuerdo quién" (sic), lanzó el nombre Gil de Biedma como candidato para el Premio Nacional de las Letras, ante lo que el poeta y académico que presidía aquel jurado se cerró a la banda por tratarse de "juvenalia" (no "juvenilia") que así recuerdo yo la respuesta de] presidente en mi calidad de ese alguien que lanzó el nombre de Gil de Biedma. La anécdota, aprovecho para recordárselo al autor del artículo, ya la conté yo mismo en EL PAÍS (página 2, suplemento, Libros, 14 de enero de 1990) a raíz de la muerte del poeta barcelonés.Puestos a remontar, pero también a aclarar, diré que mi candidatura de Gil de Biedma no sólo fue desestimada por el presidente, sino por la casi totalidad de aquellos jurados, entre los que se encontraba, sentado frente a mí, Miguel García-Posada. Recuerdo bien, porque la ocasión lo merecía, que en el turno de elogio de candidatos sólo el poeta Alex Susanna se sumó a mi propuesta, que fue a continuación abrumadoramente derrotada en las votaciones. Esto sucedió en 1986. No cabe duda de que en seis años, y sólo, por desgracia, a título póstumo, Gil de Biedma ha subido en todos los escalafones.-

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