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Solana advierte al Reino Unido que no actúe con parcialidad desde su presidencia de la CE

El ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, advirtió ayer, en su primera comparecencia ante una comisión del Congreso de los Diputados, que "sería inadmisible que la peculiar visión británica de muchas cuestiones europeas tiñera el ejercicio obligatoriamente imparcial de la presidencia". "España", había precisado de antemano el ministro, "no pretende que en todos los casos la posición británica se modifique y coincida con la nuestra".

El primer ministro británico, John Major, que desde el 1 de julio preside el Consejo Europeo, se entrevistará a principios de agosto en Barcelona con el presidente Felipe González o con Solana. Major veraneará una vez más este año en el pueblo de Candeleda (Ávila) aunque hará una escapada para asistir un par de días a los Juegos Olímpicos, según señaló el ministro a la salida de su comparecencias ante la Comisión Mixta.El nuevo jefe de la diplomacia española aseguró, no obstante, que "las esperanzas de que el Reino Unido desempeñe un papel positivo durante su cuarta presidencia son mayores que nunca" porque ahora su diplomacia tiene "una mayor sintonía política con el proyecto europeo".

A pesar de esta última declaración de buena voluntad, Solana reconoció que la cumbre de Edimburgo (Escocia), con a que concluirá en diciembre la presidencia británica, será "dificultosa" como lo serán también los meses previos al Consejo Europeo. "Si pudiéramos veranear para coger vitaminas para septiembre sería bueno".

"Aunque va a ser difícil", concluyó el ministro, "no nos vamos a encontrar solos" en la lucha por la cohesión, es decir la solidaridad de los Estados más desarrollados de la CE con sus socios menos prósperos, que España lleva a cabo junto con Grecia, Irlanda y Portugal.

Al margen del acalorado debate sobre la cohesión, Solana reconoció que "desde la firma del Tratado de Maastricht (en febrero) algo ha cambiado en Europa". "Quiero decir que el contexto, el ambiente de Europa hoy no es el mismo que el de hace seis meses". "Se habla del vértigo post-Maastricht y se retoma un término utilizado en los años setenta: El de europesimismo".

"Lo que es verdaderamente nuevo no son las dudas y los temores de Dinamarca", manifestadas por el rechazo a Maastricht en el referéndum del 2 de junio, sino un "cierto desánimo ante el proyecto europeo que podría afectar incluso a algunos sectores de la opinión de países tan decididamente europeístas como puedan serlos los fundadores de la Comunidad o la propia España".

Solana no llegó, sin embargo, a afirmar que la CE corre el riesgo de sumirse en una crisis a partir de diciembre, una hipótesis que tanto Exteriores como Presidencia del Gobierno toman muy en consideración, según fuentes de la Administración.

El riesgo es doble. Por un lado puede fracasar la cumbre de Edimburgo, en la que se debe alcanzar un acuerdo sobre el llamado paquete Delors II, que prevé un incremento de un tercio del presupuesto de la Comunidad de aquí a 1997 para, entre otras cosas, aumentar la famosa cohesión. Por otro lado, pueden surgir serias discrepancias entre los Estados miembros a la hora de buscar fórmulas jurídicas para seguir adelante sin Dinamarca.

Recesión económica

Una crisis comunitaria dentro de cinco meses, se teme en Moncloa, acrecentaría la mala racha económica que atraviesa Europa lo que preocupa especialmente en vísperas de las elecciones generales en España previstas, en principio, para 1993.

Javier Solana confirmó además que "no habrá ninguna mediación más" entre España y el Reino Unido a propósito del contencioso de Gibraltar que paraliza el Convenio sobre Fronteras Externas de la Comunidad Europea que prevé la desaparición, en 1993, de los controles en los confines intracomunitarios y el reforzamiento de los existentes con terceros países. "Preferimos la negociación bilateral".

Durante su presidencia, Portugal llevó a cabo una intensa mediación que desembocó en una propuesta rechazada en junio por el presidente Felipe González. Alentado por John Major, el primer ministro luso, Anibal Cavaco Silva, propuso continuar su labor durante el segundo semestre de este año pero España ha rechazado el ofrecimiento portugués de seguir mediando en el conflicto.

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