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Un herido muy grave en un encierro peligroso

Francisco Juaniz Gurrea, un pamplonés de 56 años de edad, fue empitonado ayer por un enorme torazo de 635 kilos y de nombre Humoso en la cuesta de Santo Domingo. Humoso, el más pesado de los seis morlacos del marqués de Domecq que cerraron ayer los encierros sanfermineros de 1992, creó situaciones de muchísimo peligro al adelantarse al resto de sus hermanos a eran velocidad. Juaniz fue intervenido quirúrgicamente en el hospital de Navarra, cuyos responsables calificaron de "muy grave" su estado. El cuerno le alcanzó de lleno en el tercio superior de la cara externa del muslo izquierdo, con frac tura abierta de fémur al mismo nivel producida también por asta de toro en una cornada de 20 centímetros de longitud. En su caída posterior, sufrió también contusiones en el tórax y abdomen, esguince de columna cervical y choque traumático.

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Barrió Rincón

Hubo también otro corredor alcanzado en la misma calle de Santo Domingo por la manada de Domecq. Se trató de Gabriel Bereterbide Astiz, de 23 años, y natural de Pamplona. Sufre traumatismo craneoencefálico y su pronóstico es menos grave, aun que permanece en observación. José Marino Esparza, de 32 años, de Pamplona, sufrió asimismo un traumatismo craneal leve por una caída en el tramo de Telefónica.

Tres minutos y 11 segundos

Los domecq cubrieron el recorrido en tres minutos y 11 segundos. A pesar del peligro que supuso la dispersión de la manada, el epílogo de los encierros puede considerarse satisfactorio este año, con apenas un puñado de heridos por asta de toro que evolucionan satisfactoriamente.

Los sanfermines de 1992 finalizaron la pasada medianoche con un aumento de temperaturas y la masiva presencia de personas que entonaron los sones del Pobre de mí, a la luz de miles de velas encendidas y repitiendo, con el cuerpo deshecho y el espíritu festivo intacto, aquello de "ya falta menos p'al glorioso San Fermín".

Las dos notas más amargas del capítulo festivo han sido la no realización del acto conocido como flau-riau, suspendido por decisión del alcalde, Alfredo Jaime, de Unión del Pueblo Navarro, al considerar que no existían garantías suficientes para su normal desarrollo, tras los gravísimos incidentes ocurridos el 6 de julio de 1991, cuando decenas de jóvenes agredieron la fachada de la Casa Consistorial; así como el accidente ocurrido el pasado sábado en el que una máquina barredora de las calles arrolló a dos jóvenes de Córdoba, matando a uno de ellos e hiriendo gravemente al otro, cuando dormían en el suelo.

En general, ha descendido ligeramente el número de delitos durante las fiestas. Sin embargo, durante el fin de semana la situación de colpaso de los quirófanos de la red sanitaria pública llegó a ser "muy dificil", según responsables de estos centros médicos.

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