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Reportaje:

Chupete para todos

Los pequeños inician la más nueva de las manías colectivas

Amelia Castilla

Los niños los llevan colgados a modo de escapulario y sus madres todavía se preguntan qué significa eso. "Manías de los críos", responden algunas al referirse a los chupetes de la suerte, unas piezas mínimas de plástico, realizadas en varios colores, que en menos de un mes han arrasado entre el público infantil. Para que se conozcan no ha hecho falta ni publicidad ni marketing, puesto que su uso y virtudes se han difundido de boca en boca entre los adolescentes.De ellos dicen que, para cumplir con el rito, hay que recibirlos como regalo y que sólo así atraen la fortuna para el portador. Vienen de Italia, se venden como rosquillas en Francia y triunfan en España. Los vendedores sólo recuerdan un boom similar: las figuritas de chinos y las tortugas ninja.

Fueron los piratas, como denominan los vendedores con licencia a los que instalan puestos callejeros, los que iniciaron esta manía colectiva hace poco más de un mes. Se venden en supermercados, kioskos de periódicos y puestos de chucherías. No se compran de uno en uno: se adquieren por montones. Su precio es casi simbólico; empezaron vendiendo tres por 20 duros, pero ya se ofrecen hasta siete por ese precio.

"El rosa simboliza la bonanza en los estudios; el azul, en el dinero; el naranja, en la fortuna; el transparente vale para todo; el amarillo, en la salud; el rojo, en el amor, y el morado, en el trabajo". Lo cuenta Alicia García, de 15 años, estudiante de octavo de EGB. Ella los descubrió mientras hacía un examen de fin de curso: "Los llevaba una compañera y me dijo dónde los había comprado". Alicia ya no sale de casa sin su cadena de oro y su ramillete de chupetes de colores.

Pese a que lo descubrieron los niños, muchos adultos se han apuntado también a la moda, y se los cuelgan lo mismo en los broches de los collares de oro que en las orejas, a modo de pendientes. María Corsino, vendedora de chucherías, de 80 años, compara la adicción al chupete con la fiebre adolescente por las camisetas con las imágenes de Brandon o Dylan, protagonistas de la serie de televisión, Sensación de vivir.

Procedentes de Italia

Sin embargo Lola, la encargada de Paco el de los caramelos, un almacenista madrileño, no había visto nada igual desde que empezaron a ponerse de moda los chinos de la suerte, hará unos dos años. La introducción en el mercado de un producto de estas características se realiza habitualmente en condiciones similares; primero se lanzan unos pocos a modo de prueba, y luego se inicia la venta masiva.Los chupetes llegaron a España hace poco más de un mes, y ya se venden hasta en los pueblos más recónditos. "El resultado fue tan inesperado que al principio no dábamos abasto", asegura Lola. "Se dispararon las ventas y las cabezas de muchos fabricantes, que quieren hacer el negocio del siglo con esto. Tanto, que c reo que a estas alturas la oferta es mayor que la demanda, aunque seguro que todavía estaremos viendo chupetes durante todo el verano en las playas".

Los primeros procedían de Italia, pero pronto empezaron a multiplicarse los moldes y ya se fabrican en empresas de plástico valencianas, alicantinas y madrileñas. Un representante de Chupertoys, una de las firmas encargadas de la importación del producto italiano, calificaba la situación creada como de locura. "Aquí se quema todo muy rápidamente. Superamos con creces la venta del millón de piezas, pero ahora ya hay demasiados competidores en el mercado" .

Para Julio Llopis, director de una empresa valenciana dedicada a la manipulación del plástico, el negocio empieza ahora. Es de los que se ha atrevido a sacar el molde del chupetito. Empezó anunciándose en el periódico utilizando como único reclamo el dibujo del chupete y un teléfono y ya tiene preparadas 100.000 unidades para atender los primeros pedidos.

Unos y otros coinciden en que la chupetomanía responde a una fatal atracción por los primeros meses de vida. Lo que Freud definió como la fase oral o el inicio de la sexualidad en los niños.

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