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Reportaje:

De los árabes a los almogávares

Javier de la Rosa deja a los kuwaitíes del grupo KIO para convertirse en negociante nacionalista

Javier de la Rosa ha dejado de ser el virrey kuwaití en España para convertirse en negociante catalán de los parques temáticos, el ocio, los seguros, las corporaciones y los medios de comunicación. Su apuesta es ambiciosa: quiere reivindicar el estilo de los grandes pioneros, pero está por ver que alcance la relevancia de los proyectos corporativos que con nombres y apellidos -López, Güell, Arnús, Garí, Durán, etcétera- han dado aliento al genio -industrial catalán a lo largo de este siglo.

Aquellos empezaron por abajo, fueron fruto de una revolución industrial; este último es la expresión más genuina de la revolución financiera de los años ochenta. De la Rosa ha adquirido, con la ayuda de KIO, algunas empresas controladas por los últimos herederos -con casos emblemáticos, como los de la Sociedad Anónima Cros, Doctor Andreu, Torras Hostench y Textil Burés, entre otras-, pero los acontecimientos más recientes demuestran la ausencia de un auténtico proyecto industrial. "Nosotros no somos gestores", reconoció a este diario Narciso de Mir, mano derecha de De la Rosa y ex presidente de Ercros.

Hace algo más de cuatro años, Javier de la Rosa empezó su vuelo solitario, después de perder por cuenta de KIO la batalla de Cartera Central. Un codo a codo sin cuartel junto a los Albertos para capturar la mayoría del Banco Central y el cetro de su entonces presidente, Alfonso Escámez. El financiero abandonó para siempre el despacho de KIO en la Castellana de Madrid para refugiarse en su sede de la Diagonal barcelonesa, desde donde controla un conglomerado de 25 sociedades. Entre ellas, la Corporación CNL -Grand Tibidabo, SA-, que, con unos recursos propios cercanos a los 40.000 millones de pesetas y 8.000 pequeños accionistas, es ya la cabecera de sus negocios personales.

Una primera piedra

La colocación de la primera piedra en Tibigarden -el parque Busch de Tarragona proyectado por Grand Tibidabo-, que coincidió, el pasado 27 de abril, con una conexión en directo en el Telenoticies vespre de TV-3 y la presencia de seis consejeros del Ejecutivo catalán, se convirtió en la oficialización de una catalanidad conquistada por De la Rosa. El primer paso lo había dado pocos días antes -el 3 de abril- el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, al asegurar públicamente que sin el financiero el parque Busch no habría salido adelante. Pero su agradecimiento fue más lejos, al desvincular a De la Rosa del escándalo de Ibercorp. "Me siento moralmente obligado a decir que Javier de la Rosa no ha tenido ninguna intervención en esto; como las hemos sufrido en nuestra propia carne, nosotros siempre somos. contrarios a estas campañas de desprestigio", afirmó Pujol en aquella ocasión.En sus intervenciones en los medios de información institucionales de la Generalitat, Javier de la Rosa ha intentado cambiar su imagen de financiero duro para presentarse como un empresario que da importancia a la "fuerza del tejido industrial del país" según sus propias palabras, pronunciadas en Catalunya Ràdio durante una entrevista emitida en un espacio privilegiado por su audiencia y utilizado habitualmente por el propio presidente Pujol cuando desea realizar alguna declaración pública.

Si se atiende a sus declaraciones, cargadas de críticas a los medios financieros de Madrid, de la Rosa trata de expiar, desde la Barcelona industrial y laboriosa, sus anteriores conexiones con el confuso mundo de los negocios de la capital, sobre el que denuncia, ahora, la cohabitación de "la perversión y el ansia de dinero fácil".

En los últimos 10 años, el fulgor financiero de Javier de la Rosa se ha medido por la fuerza de la burbuja kuwaití. Su perfil profesional es el de un hombre contradictorio, con las botas puestas para jugar al ataque. El ex presidente del KIO, Fuar Jaled Jáfar, dijo de él: "No tenemos dinero para pagarle". Aquella aseveración resulta ahora dramáticamente sarcástica en plena crisis financiera de Ercros, y acompasada por los elogios del mundo nacionalista, es una ironía del destino en un momento en que la oficina kuwaití de Londres ha decidido poner fin a su relación con el tradicional socio español.

Vocación nacionalista

Los hechos demuestran una vez más que la envolvente política del presidente de la Generalitat de Cataluña lo integra todo, incluso la inesperada vocación nacionalista de un financiero castellano hablante cuyos parámetros intelectuales están muy lejos del talante de los círculos empresariales y sociales afines a Pujol.La repentina vocación nacionalista de De la Rosa, su paso de las filas árabes a las de los almogávares -los ejércitos profesionales que en la Edad Media llevaron la expansión de la corona catalanoaragonesa hasta Bizancio- contó en un primera fase con el apoyo de Lluís Prenafeta, ex secretario de la Presidencia de la Generalitat. Prenafeta mantiene una relación cordial con De la Rosa desde su primer encuentro, cuando, en 1987, el financiero y Jaled Jaffar, alto cargo de KIO, fueron al Palau de la Generalitat a buscar el plácet para la compra de Cros. Más tarde, el ex secretario de Pujol fue quien despertó el interés del financiero en el proyecto de Busch. Después, su acercamiento a Pujol recibió un definitivo impulso de manos de Maciá Alavedra, consejero de Economía de la Generalitat, que ha participado activamente en la búsqueda de un socio industrial (Freeport McMoran) para Ercros.

El apoyo público de Pujol a De la Rosa ha provocado discusiones en el seno de Convergència y ácidas reacciones en algunos medios empresariales vinculados a CiU. Tras la ruptura con KIO, cuando la sombra del emirato languidece, el financiero está dispuesto a dar apoyo en solitario a las actividades culturales y lingüísticas que vertebran determinadas estrategias del equipo de gobierno catalán. En entidades como Enciclopèdia Catalana, Xarxa u Omnium Cultural -patrocinador de Acció Olimpica, responsable de la campaña Freedom for Catalonia- se puede comprobar "cómo cambia el origen de las donaciones destinadas a financiar proyectos", señalan los observadores más críticos.

Joaquim Molins, consejero de Obras Públicas de la Generalitat -y muy cercano a Miquel Roca-, es uno de los que se ha mostrado, en privado, contrario a la promoción institucional que recibe Javier de la Rosa. Este acercamiento ha sido puesto en tela de juicio también por los acontecimientos financieros de las últimas semanas. La crisis de Ercros y el temor de que sus consecuencias para De la Rosa puedan superar el escalón de la mera ruptura de relaciones con KIO empiezan a preocupar a Pujol.

Otros sectores del mundo empresarial y político catalán cercanos a la coalición CiU por la vertiente democristiana propulsan también la nueva imagen catalanista de Javier de la Rosa. En el centro de este último núcleo se mueve el abogado Juan José Folchi -consejero de la Corporación Grand Tibidabo-, cuyo bufete ha estado asesorando al ex socio español de KIO.

Folchi, que fue consejero de Gobernación de la Generalitat, por UCD, en el Gobierno de Tarradellas, cuenta con un proyecto político en el espacio de centro, articulado a partir de círculos convergentes -Miró i Ardèvol, ex consejero del Ejecutivo catalán, e Imma Folchi, ex -secretaria del Departamento de Gobernación de la Generalitat, entre otros-, con "vinculaciones con la propiedad de medios de información como el Diario de Tarragona y el Diari de Barcelona y de otras operaciones en proyecto como la transformación del Avui, la televisión por cable y la reconversión de los medios institucionales Catalunya Rádio y TV-3 con la idea de englobarlos en un multimedia", explica el propio abogado.

En su acercamiento a los medios de Convergéncia, el financiero ha proporcionado refugio profesional a hombres públicos del entorno nacionalista. Josep María Cullell, al abandonar la consejería de Economía de la Generalitat, pasé a formar parte del equipo de De la Rosa, siguiendo la trayectoria de Viceno; Oller, ex consejero de Industria de la Generalitat y hoy consejero de la Corporación Grand Tibidabo. La relación entre Oller y De la Rosa es más antigua; procede de la Banca Garriga Nogués, la extinta filial catalana de Banesto. Oller fue el responsable del servicio de estudios de la Garriga y ocupó el despacho de la Diagonal de Barcelona, reconvertido más tarde por De la Rosa en su centro de operaciones. Cuando abandonó la vicepresidencia ejecutiva de Garriga Nogués -acompañado por el estrépito de un agujero en el banco de 100.000 millones de pesetas-, De la Rosa reconvirtió el vetusto aire de hemeroteca bancaria del despacho en bureau de cazador bursátil.

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