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Bajo el estallido del sexo electrónico hay profundos problemas psicológicos, según los expertos

"Llámame y escucha". "Mmm...sí, por favor". "Telesexo...mucho más que imaginación". Anuncios como estos inundan desde hace algunas semanas los periódicos. Es la moda del teléfono erótico que está cautivando a muchos de los 14 millones de abonados al teléfono en España. En un mes de funcionamiento cinco empresas ofrecen ya sus servicios. Una de ellas obtuvo beneficios de 18 millones de pesetas y una media de 18.000 llamadas diarias. El teléfono se une ahora a otras modalidades instrumentales como el fax pornográfico, videotex y correo electrónico que ya existían. Algunos analistas de la conducta social interpretan que se trata de un intento de enmascaramiento personal sustitutorio de la comunicación cara a cara. Y señalan que bajo esta práctica subyacen, en la mayoría de los casos, profundos problemas de incomunicación.

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"Muchos, quizás los más genuinos, de los que acuden al sexo telefónico son personas solitarias con dificultades de comunicación", dice Julián Fernández de Quero, psicólogo, miembro de la Sociedad Sexológica de Madrid. "Pero también hay otros que, al menos en un primer momento, utilizan las líneas eróticas por mera curiosidad, porque se trata de una novedad".Planteada esta cuestión desde una actitud crítica, el sexo electrónico supone una sustitución comercial de la actividad sexual directa. "Desde luego, es mucho más positivo el intercambio sexual directo entre las personas, pero en ningún caso deben reprimirse las líneas eróticas a través de las tecnologías de transmisión", mantiene Fernández de Quero. "¿Qué se busca?", se pregunta el sexólogo. "Lo mismo que en una sala x, satisfacer una curiosidad y encontrar un estímulo erótico", responde.

F. R., de 38 años, ama de casa que trabaja de 8 de la tarde a 12 de la noche respondiendo a las demandas de un telefóno erótico de Madrid, dice que en gran medida lo que demandan los clientes es conversación. "Cuando, siguiendo las normas que recibimos por parte de la encargada de la empresa, les incito a que hacia los diez minutos de conversación acaben el contacto llegando a la masturbación, muchos de ellos me dicen que no han llamado para eso sino que quieren seguir hablando".

En un mes que lleva funcionando el teléfono erótico en España se ha producido tal interés que, de acuerdo con datos del sector, hay ya más de 50 empresas planteándose hacer negocio con el sexo por teléfono y al menos cinco empresas ofrecen ya sus servicios. "Nuestra empresa pone a disposición de los casi 14 millones de abonados a Telefónica desde el pasado 4 de mayo el programa Pasionline, un servicio nuevo, totalmente privado. Recibimos unas 18.000 llamadas al día, lo que nos ha reportado durante el primer mes unos beneficios netos de más de 10 millones de pesetas", explica Hugo Jorge Vailanti, directivo de la empresa que explota la línea.

Historias especiales

¿Contenidos preferidos de las líneas eróticas? "De todo", dice Vailanti; "tenemos historias especiales para el gusto sexual femenino y, por supuesto, chicas que te cuentan sus experiencias y fantasías sexuales". En las empresas se contratan a comisión a chicas o chicos, según los casos, a quienes se les pide que en no más de 15 minutos consigan, con el sólo instrumento de la voz, la satisfacción total de los clientes. A cambio de trabajar durante unas cuatro horas se les aseguran unos ingresos de unas 150.000 pesetas al mes.

El sociólogo Enrique Gil Calvo señala que los nuevos medios utilizados con fines eróticos "son prótesis tecnológicas de la cultura masturbatoria actual, que se apoya en la clandestinidad". "Se da rienda suelta a los instintos, pero sin riesgo; se extrae el placer que pueden proporcionar los demás, pero sin soportar el coste de la vergüenza que puede producir el cara a cara. En algún sentido, lo que hace esta gente es lanzar botellas de náufrago para tratar de comunicarse".

Para este analista de las costumbres sociales el sexo electrónico no sólo refuerza la cultura de la clandestinidad, "sino que también crea nuevas posibilidades de transgresión y te hace descubrir facetas que no conocías bajo una actitud de enmascaramiento". Gil Calvo cita "el ejemplo parecido" de las chicas que deciden ponerse gafas de sol para sorprender a los demás sin que los demás las sorprendan a ellas. "En los contactos telefónicos la voz es el único vehículo de comunicación, y por tanto, se concentran en ella todos los matices y posibilidades (de información y seducción) que no permiten los contactos cara a cara, en los que interviene la voz, la vista, el olor y el tacto".

Contacto puritana

"La insatisfacción es tan enorme y profunda en esta sociedad, cada vez más materialista e incomunicada, que se busca la evasión a través de la tecnología", señala José Ribas, escritor y periodista, director de la revista Ajoblanco. "Este tipo de contactos, que van bien para los anglosajones, puritanos y con mucho miedo al sida, no tendrían por qué producirse en las sociedades del sur, como tampoco pasa entre los árabes. El sexo electrónico es un signo más del derrumbe total de la cultura occidental, que ya ni siquiera es capaz de hacer que se comuniquen dos personas de manera normal".

Ribas salva de este cataclismo al Minitel Rosa francés, "porque establece el primer contacto entre dos personas que no se conocen y luego se van a encontrar cara a cara y porque selecciona a gentes que tienen las mismas aficiones y las mismas pasiones". En los últimos días también se ha multiplicado, a juzgar por los anuncios aparecidos en distintos medios de comunicación, el número de empresas que pretenden explotar los llamados "servicios de valor añadido", iguales o muy parecidos a los de la línea erótica. Un directivo de Telefónica estima que en un año la línea 900 con sus variantes podría quedar prácticamente saturada, lo que produciría un volumen de negocio y de relaciones sociales mucho mayor que el actual.

Existe un lado negativo en estas novedades eróticas denuncia do por algunos abonados, especialmente empresarios, que han visto cómo sus líneas eran utilizadas, sin control por los empleados, dentro o fuera de los horarios laborales, para entre bromas y veras, establecer contacto con las centrales de servicios eróticos.

Buen negocio para Telefónica

El mecanismo para acceder a los centros servidores de erotismo a través del teléfono no tiene mayores secretos. El pasado mes de enero, Telefónica lanzó la llamada línea inteligente, que generalmente comienza por 903 y que ofrece la posibilidad de contratar nuevos servicios como la multiconferencia (o consulta o conferencia entre tres personas simultáneamente), la llamada en espera, llamar sin marcar, la desviación de llamadas, la información detallada del consumo... De todas ellas y, hasta ahora, la comunicación que se ha impuesto de una manera casi avasalladora ha sido la línea caliente.Telefónica se queda aproximadamente con una tercera parte de lo que le cuestan al usuario las consultas eróticas. El resto va a parar a las empresas que comercializan los servicios.

"Nosotros únicamente prestamos la red y no entramos a analizar los contenidos", dice un portavoz de la Compañía Telefónica, que anuncia que tras los Juegos Olímpicos de Barcelona se reforzará la red inteligente de tal manera que llamando a otros niveles de la línea 903 se podrán obtener otros servicios de pago, como consultas jurídicas y médicas inmediatas, asesorías de bolsa, etcétera.

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