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El monstruo de Leganés

Un polémico aparcamiento suscita el enfrentamiento entre grupos de vecinos

Desde hace tres meses, los vecinos de los 14 bloques que bordean la calle del Penedès, en Leganés, localidad de 170.000 habitantes, viven en estado de guerra. Se cruzan insultos, amenazas y denuncias entre los cooperativistas del aparcamiento subterráneo Panaché y los residentes que se oponen a su construcción, al menos hasta que se les garantice que no dañará las estructuras de sus viviendas.

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Los 300 cooperativistas exigen que el aparcamiento se haga tal y como estaba previsto. Los vecinos del no son otros tantos y están dispuestos a "ir a por todas" si el Ayuntamiento de Leganés permite que comiencen las excavaciones antes de haber concluido el estudio geotécnico sobre la repercusión de las obras.El pasado miércoles, la grúa municipal retiró los últimos vehículos estacionados en la zona sin que se produjeran incidentes. Se necesitaron más de tres horas para retirar la treintena de coches aparcados. Sus propietarios habían decidido dejarlos en el interior de la plaza, a pesar de las placas informativas distribuidas 48 horas antes.

Efectivos de la Policía Municipal tuvieron que buscar uno por uno a los dueños de los vehículos para que los retiraran. Algunos no quisieron hacerlo. Otros no fueron localizados. Sus coches fueron retirados por la grúa y aparcados en otro lugar. Aunque en ningún momento hubo incidentes, la tensión se podía palpar entre los defensores del aparcamiento subterráneo y sus detractores.

Los partidarios del aparcamiento estaban en las ventanas. Los que rechazan la obra formaban corrillos en la calle. Todos contemplaron cómo el primer vehículo -un Renault negro- era retirado por la grúa. Durante los tres últimos meses, los vecinos de los bloques que construyó hace 20 años la promotora Pryconsa se han organizado como auténticas unidades militares. Los que se oponen mantienen en todo momento una avanzadilla en la calle para informar al resto de sus partidarios. Mientras, los cooperativistas graban en vídeo cualquier incidencia que se produce "abajo, en el aparcamiento".

Antonio Pastor, presidente de la junta rectora de Panaché, entregó el miércoles en el juzgado -donde se instruyen las diligencias sobre las denuncias por daños presentadas por los cooperativistas- dos cintas en las que, según su versión, se puede ver "cómo algunos de esos ayatolás, esos líderes espirituales, atacan a los trabajadores de la constructora y quitan las vallas".

"Que lo demuestren"

El portavoz de los opositores, Antonio Maña, conoce la existencia de las cintas, pero no le preocupa. "Si lo quieren demostrar, que lo demuestren", explica, para añadir después: "Hemos hecho lo posible por mantener la calma, pero hay cosas, como el derecho a dar nuestra opinión, que se deben respetar, y ellos no lo han hecho". Los dos grupos se acusan mutuamente de insultos, amenazas, llamadas anónimas y coacciones.El miércoles, cuando la grúa retiraba uno de los coches, desde el cuarto piso de uno de los bloques una anciana gritó a los cooperativistas: "Mirad, culonas, ya lo habéis conseguido", mientras su marido tiraba insistentemente de ella para que dejase el balcón, sin conseguirlo.

Es precisamente esta crispación vecinal la mayor preocupación de los responsables municipales. Para Isidoro Herrero, concejal de Urbanismo y alcalde accidental, se ha producido una quiebra de la convivencia y una actitud social incalificable. Según el edil, el aparcamiento ha pasado a un segundo plano porque la oposición de los vecinos no es una negativa rotunda. "El aparcamiento, al final, se hará, más grande o más pequeño", concluyó.

El Ayuntamiento ha mantenido diversas reuniones con los afectados durante estos tres meses, pero no ha conseguido restablecer la paz social en esta calle.

Un acuerdo suscrito el 2 de junio, por el que los cooperativistas se comprometían a realizar un estudio geotécnico y por el que los vecinos aceptaban el cerramiento y las obras de desvío, ha sido calificado por todos como papel mojado. Sin embargo, este miércoles los técnicos de cada facción vecinal y del municipio consiguieron un principio de acuerdo para fijar los puntos básicos del estudio geotécnico que efectuará una empresa especializada. Éste desvelará si las grietas aparecidas en los edificios son estructurales o no.

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