Puntilla al Centro Nacional del Vidrio

El tiempo transcurre y, como muchos autores vaticinaron a lo largo de la historia, todo vuelve a su inicio. Yo no soy partidario de esta teoría, pero la historia del Centro Nacional del Vidrio, en La Granja, la cumple a rajatabla. Hace 10 o 12 años, de las ruinas de la Real Fábrica de Cristales de La Granja surgió un sueño común, resucitar esta tradición vidriera ya perdida. El artífice de tal utopía fue el entonces alcalde Luis Erik Clavería.Los años han pasado y, si nadie lo remedia, la restaurada fábrica volverá a ser pasto de las ruinas. ¿Por qué ha ocurrido esto? Muy extensa debería ser mi carta si lo explicara al detalle, pero soy historiador y puedo plantear una breve sinopsis.

El primer error, a mi parecer, fue pensar que esto se podría mantener con dinero privado, por lo que se constituyó una fundación privada con participación de ministerios e instituciones estatales, además de las susodichas empresas privadas. Es triste, pero hay que reconocer que en este país la iniciativa personal o privada escasea terriblemente (quizá mejore con la ley de mecenazgo. Desgravar es lo que importa).

Pero lo que finalmente dio la puntilla fue la contratación de personal directivo, caracterizado por una negligencia increíble, lo cual ha provocado, desgraciadamente, un estado de quiebra. Ahora, el alcalde socialista de

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