Pujol y Fraga pugnan voto a voto por la presidencia de las regiones europeas

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, y el de la Xunta dio Galicia, Manuel Fraga, mantenían ayer una dura pugna para hacerse con el mayor número de votos de presidentes regionales y conseguir hoy en Santiago de Compostela la presidencia de la Asamblea de las Regiones de Europa (ARE). Los colaboradores de Pujol y los de Fraga se atribuyeron a lo largo del día la mayoría de los delegados y pedían a su adversario que retirara la candidatura para impedir, en el último momento, la elección de un candidato no español.

Lo más probable es que ninguno de los dos pueda obtener la mayoría absoluta en la asamblea general (96 votos) que ayer y hoy se desarrolla en Santiago, y que deba acudirse a una tercer, votación en la que saldrá elegido el que más sufragios logre.La ARE agrupa en la actualidad a más de 180 regiones tanto del oeste como del este del continente que fue constituida en 1985 para actuar como organismo de presión en las instituciones de la Comunidad Europea (CE).

Tanto Pujol como Fraga afrontan la elección corno una cuestión vital para su proyección en la política regional europea y como el último trampolín en su ya dilatada trayectoria pública. El presidente catalán tiene a su favor su larga vinculación al regionalismo europeo. No en vano fue socio fundador de la ARE en 1985 con el francés Edgard Faure, ya fallecido, cuando pocos creían en el organismo. En esta cuestión Fraga está en desventaja y aparece como un político que se suma al movimiento muy a última hora.

La ventaja de que parece disponer el presidente catalán según medios comunitarios es negada por los colaboradores de Fraga, que contabilizan como votos seguros a favor del presidente gallego un mínimo de 62 de las 134 regiones que han confirmado su presencia en Galicia. Pujol, según estos cálculos, tan sólo tendría 55 votos en firme. El resto serían indecisos y mucho más proclives al presidente gallego. Fraga se está esforzando por presentarse como un candidato "renovador", que representa a las comunidades periféricas y más pobres, frente al eje que forman Cataluña, Lombardía (Italia.) y las regiones desarrolladas de Alemania "que hasta ahora formaban un club exclusivo en la ARE", en expresión de un portavoz de la Xunta.

Los datos más realistas señalan que a favor de la candidatura de Pujol se inclinan mayoritaríamente los presidentes de los länder alemanes tanto democristianos como socialistas, los representantes italianos y los suizos. Los presidentes de autonomías españolas gobernadas por socialistas oficialmente indecisos parece que se inclinan por Pujol pese a los insistentes llamamientos del PSOE a la presentación de una sola candidatura.

Fraga contaría con el apoyo de los conservadores ingleses, los representantes portugueses y de algunas regiones del Este. Los presidentes franceses estarían divididos, según estos cálculos.

Llamada telefónica

También se ha pronunciado abiertamente a favor de Pujol el equipo de dirección saliente de la ARE, que le presenta como un candidato de continuidad. Si cuando se cumplió, en 1990, el mandato del actual presidente, Carlo Bernini, se hubiera celebrado la elección, ese factor habría tenido mucho más peso que en la actualidad. Desde entonces, dos pronombres de la ARE, el propio Bernini y el ex presidente del land alemán de Baden-Württemberg Lothar Späth, han visto truncada su carrera política. Späth dimitió tras conocerse que había aceptado regalos de empresas alemanas, y Bernini se ha quedado fuera del Gobierno italiano del socialista Giuliano Amato por aparecer implicado en el escándalo de las comisiones y ser uno de los ex ministros in vestigados oficialmente por la magistratura.

Pujol y Fraga, desde que anunciaron el pasado mes de mayo en Cracovia (Polonia) su candidatura a la presidencia de la ARE, han tenido, que se sepa, una única conversación telefónica en la que ambos llegaron a la misma conclusión: su adversario aguantaría hasta que viera que lo tenía perdido. El secretario general de Convergència Democrática, Miquel Roca, se entrevistó con el presidente del Partido Popular, José María Aznar, para solicitar que éste hiciera gestiones ante Fraga con objeto de hacerle ver la escasa viabilidad de su candidatura.