Shamir anula la detencion de los delegados palestinos
El riesgo político, en vísperas de las elecciones legislativas, y la discreta presión de EE UU hicieron ayer dar marcha atrás al Gobierno israelí en su decisión de detener a los delegados palestinos que desafiaron públicamente la prohibición de entrar en contacto con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Ammán.
Jaider Abdel-Shafi, Falsal al Husseini, Hanán Ashraui y el resto de la delegación fotografiada con el dirigente palestino Yasir Arafat en Ammán, el viernes, no serán detenidos. Serán sólo objeto de "investigación" por las autoridades cuando vuelvan a sus hogares en los territorios ocupados de Jordania, tras una serie de consultas con Arafat y la plana mayor de la OLP. Ashraui declaró ayer que la delegación regresará "probablemente el miércoles" [mañana] a los territorios ocupados.El anuncio, efectuado por la portavoz del Ministerio de Policía, Tami Paul-Cohen, eliminó el dilema al que se habría visto enfrentado Shamir en vísperas de las elecciones legislativas del martes. Si los delegados palestinos eran arrestados, el veterano líder del Likud se habría arriesgado a perder el voto de un sector del electorado empeñado en mantener con vida el proceso de paz con los árabes iniciado en Madrid, en octubre pasado. Si no lo hacía, quedaba a merced de la furia de la extrema derecha.
La expectación creada por los palestinos -el único elemento relativamente dramático de una campaña electoral caracterizada por una apatía sin precedentes- ha sido efímera. Sin embargo, ha dado pie a la OLP para insistir en que la ley israelí que penaliza todo contacto con Arafat ha demostrado estar caduca.
Eliminada la posibilidad de que el factor palestino vaya a alterar la votación en las elecciones de mañana, Shamir y su principal rival, Isaac Rabin, candidato del partido laborista, parecían abocados a estudiar el desenlace más previsible de estos comicios: un repunte del laborismo, pero no una clara victoria de Rabin.
Ello forzaría la creación de un Gobierno de unidad nacional o negociaciones separadas con los partidos menores. Las encuestas dan preferencia a Rabin, pero en ningún caso pronostican mayoría absoluta en la Kneset (el Parlamento), integrada por 120 escaños. Hanan Crystal, columnista del diario Hadashot, escribió ayer: "Volvemos al proceso de formación de bloques. Los laboristas necesitan el apoyo de la izquierda y de los árabes de nacionalidad israelí, y el Likud, el de los partidos religiosos". O sea, el retorno a un Gobierno de coalición. Los sondeos dan al laborismo entre 40 y 44 escaños y entre 30 y 35 al Likud.
La popularidad de la plataforma laborista quedó ayer indirectamente favorecida con la publicación de una encuesta, según la cual la vieja guardia del Ejército israelí -la generación de generales a quienes ha tocado velar por la seguridad del Estado israelí durante las últimas décadas- no cree que la devolución de territorios árabes conquistados en la guerra de 1967 entrañe riesgos para el Estado israelí. Según el sondeo efectuado por el Consejo de Paz y Seguridad del país, tres de cada cuatro ex generales de las Fuerzas Armadas cree que la seguridad de Israel puede manteneserse aún en caso de que se devuelva Cisjordania a Jordania o a los palestinos.
Por otra parte, dos personas murieron en la explosión registrada ayer en una fábrica de municiones israelí, que, según las autoridades, fue provocada por "un incidente laboral".
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