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Borís Yeltsin vincula el futuro de EE UU a la necesidad de ayudar a Rusia

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, se metió ayer al Congreso norteamericano en el bolsillo con un encendido discurso que fue un verdadero manifiesto anticomunista, y en el cual vinculó la necesidad de apoyar económicamente a Rusia con el futuro de Estados Unidos y de toda la humanidad. A continuación, ambos presidentes celebraron una ceremonia en la que firmaron un total de siete acuerdos de cooperación sobre temas políticos, de seguridad y de relaciones económicas.

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Constantemente interrumpido por las ovaciones de los congresistas puestos en pie, Yeltsin, en el tono enérgico de sus mejores momentos, prometió que el "ídolo comunista se ha hundido para siempre" y "no se levantará jamás" en su país. "El comunismo no tiene un rostro humano", dijo Yeltsin, quien, a tono con los valores democráticos defendidos, aseguró que el pueblo ruso no se entregó a la venganza" contra el Partido Comunista de la URSS (PCUS) y que el Tribunal Constitucional ruso examina las actividades de esta organización.El dirigente ruso, que hablaba en el hemiciclo del Capitolio, el templo de la democracia norteamericana, supo capitalizar su actuación durante el frustrado golpe de Estado del pasado agosto y dijo haber sentido "miedo" por lo que éste hubiera podido representar para todo el mundo, si hubieran ganado los golpistas.

Un país pobre y hundido en la miseria es, según Yeltsin, presa fácil de "maquinaciones" totalitarias, como las de los bolcheviques. "No tenemos derecho al fracaso", añadió, explicando, en una alusión a Mijaíl Gorbachov, que todos los intentos de reforma no consumados fueron "agotados" por sus antecesores y que el fallo de la reforma supondría unos desembolsos enormes para la comunidad internacional.

Saliendo al paso de los temores sobre una involución en la reforma y a las especulaciones sobre el estado de su propia salud, Yeltsin manifestó su firme intención de seguir adelante por el camino emprendido, dijo que es prácticamente imposible echarlo de su cargo presidencial hasta 1996 y que está "sano".

El líder ruso trató también de neutralizar las aprensiones sobre la naturaleza imperial de la política rusa y señaló que su país fue el primero en reconocer a los nuevos Estados del Báltico y evité la desintegración incontrolada del imperio al participar en la fundación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

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En tono de indignación, Yeltsin afrontó la posibilidad de que el Congreso norteamericano vincule la aprobación de la ayuda a Rusia al retorno de los prisioneros de guerra estadounidenses que pudieran hallarse en Rusia. El presidente ruso dijo no poder comprender esta reacción ante sus revelaciones y prometió devolver a su familia a todo norteamericano que pudiera hallarse en tal situación.

Cohetes desmantelados

Rusia ha adoptado iniciativas en materia de armamentos estratégicos sin esperar a que se firme el tratado de reducción de estos arsenales pactado el martes en Washington. Según Yeltsin, su país ha comenzado ya a desmantelar los cohetes SS-18 de múltiples cabezas dirigidos hacia el territorio de EE UU.

El compromiso alcanzado el martes entre los presidentes Bush y Yeltsin constituye el paso más importante jamás dado para acabar con la amenaza nuclear, mucho mayor de lo que exigía el Tratado sobre Limitación de Armas Estratégica y superior incluso a todas las expectativas. Ambos países han hecho concesiones trascendentales, aunque los expertos creen que Rusia es el que más ha tenido que ceder al dejar a Estados Unidos con supremacía en el número de misiles instalados en submarinos.

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