'El espiritu de Tejas'
"Usted posee un cierto espíritu que se da en las llanuras del occidente de Tejas", dijo George Bush en la cena de gala dada el martes en la Casa Blanca, tratando de demostrar a Borís Yeltsin que los norteamericanos no se sorprenden ante el estilo franco y a veces brusco del presidente ruso. El presidente opinaba que el tejano James Baker, secretario de Estado, estaría de acuerdo con su apreciación.
La Casa Blanca se ha esforzado en todo momento por no evocar el fantasma de Gorbachov, quien, en su calidad de presidente de la Unión Soviética, había estado ya en casi todos los lugares por donde Yeltsin ha ido pasando.
Sin embargo, el recuerdo de las anteriores cumbres entre los líderes de dos superpotencias «que luchaban por la supremacía global" era de todo punto inevitable.
Ahora que no hay guerra fría y que Yeltsin reconoce a Estados Unidos como un modelo y elogia las "sonrisas norteamericanas" como algo "sólo posible en la gente libre", las dimensiones de la relación parecen muy distintas.
Lo que Bush no consideró oportuno mencionar es que el espíritu de Tejas es también el de su rival, Ross Perot, un hombre al que los políticos rusos no parecen dar demasiada importancia. Viachislav Kóstikov, el portavoz de Borís Veltsin, no sabía siquiera quién es Perot, que, a lo mejor, pone un poco de espíritu de los Urales en la vida política norteamericana.
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