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La deuda de Renfe alcanza el billón de pesetas y obliga al Gobierno a plantear medidas drásticas

Los ministerios de Economía y de Transportes, junto con Renfe, estudian cómo hacer frente al endeudamiento total de la compañía ferroviaria, que en mayo ha superado la cifra del billón de pesetas, 180.000 millones por encima del último dato oficial conocido, de diciembre de 1990. Las deudas se han disparado por razones varias, entre las que destacan la línea Madrid-Sevilla, la compra de material y la persistencia de la deuda del Estado con la empresa.

La deuda del Estado con Renfe, globalmente y por diferentes conceptos, supera en estos momentos los 330.000 millones de pesetas. Como sucedió en el Insituto Nacional de Empleo (INEM) recientemente, el caso plantea un grave problema de déficit público.Al término del presente ejercicio, el endeudamiento de la compañía que preside Mercé Sala habrá aumentado en unos 200.000 millones de pesetas, según fuentes de Transportes. De estos, 100.000 millones corresponden a inversiones y otros 100.000 a déficit corriente. Esta última partida es la más preocupante porque es consecuencia de la insuficiente aportación del Estado. Frente a un déficit de explotación de 280.000 millones de pesetas, el Estado sólo cubrirá este año, vía presupuestos generales, unos 180.000 millones de pesetas.

No obstante, fuentes de Renfe han confirmado que la compañía estudia un posible recorte de inversiones (80.000 millones) en lo que queda de año, que podría limitar significativamente el mencionado incremento de la deuda.

En este contexto, un informe encargado por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes a un comité de expertos encabezado por el ex presidente del Metro madrileño, Guillermo Vázquez, recomienda la división de la compañía en dos: una sociedad que tenga la propiedad de las infraestructuras y otra que se encargue de operar las distintas formas de transporte con el objetivo último de liberalizarlas.

Según el balance auditado de Renfe (aún no aprobado), a 31 de diciembre de 1991, el endeudamiento total de la compañía se elevaba a 957.949 millones de pesetas, 130.000 millones más que el último dato oficial conocido, correspondiente a diciembre de 1989. Del total, 759.718 millones correspondían a deuda estrictamente financiera y alrededor de 200.000 millones a deudas con proveedores, facturas pendientes y deudas con organismos oficiales.

Deuda del Estado

En las cuentas de Renfe, y como uno de los motivos que obliga a la compañía a buscar financiación para hacer frente a sus obligaciones figura la deuda, no satisfecha, que mantiene el Estado con la compañía. Según dichas cuentas, el déficit no cubierto por la Administración se eleva en estos momentos a 256.000 millones de pesetas. A esta cantidad hay que añadir la deuda que mantienen con Renfe distintos organismos públicos (más de 42.000 millones); las subvenciones concedidas por la compañía a distintas comunidades autónomas (5.000 millones) y la deuda directa del Ministerio de Transportes con Renfe (por las obras del Nuevo Acceso Ferroviario a Andalucía) cifrada en unos 20.000 millones de pesetas.Ante la crítica situación, los ministerios de Economía, de Transportes y la propia Renfe, con diferentes posiciones que van desde la adopción de medidas drásticas hasta la mejora progresiva, tratan de encontrar fórmulas que palien la crítica situación en que se encuentra la empresa.

Desde el mes de marzo, distintos departamentos estudian un informe encargado por Transportes en el que se recomienda la partición en dos de la compañía, una importante reducción de personal (alrededor de 7.000 empleados en cinco años) y el cierre de líneas y estaciones. Según dicho informe, el déficit de explotación de Renfe no cederá hasta 1994.

De acuerdo con las proyecciones del comité de expertos, el próximo año, Renfe superará, por vez primera, el nivel de pérdidas de los 300.000 millones.

En 1994, las pérdidas se situarán en 306.000 millones, para ceder en ejercicios sucesivos y situarse, en 1996, en torno a los 300.000 millones de pesetas. En el seno de la compañía ferroviaria se considera urgente la adopción de medidas que palíen esta situación.

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