Rafi de la Viña: "El presidente me robó la oreja y también muchos contratos"
EMILIO MARTÍNEZ El enfado de Rafi de la Viña contra el presidente del festejo, Marcelino Moronta, no se limitaba al tema de la oreja que éste no le concedió: "Es que me robó la oreja, pues había petición mayoritaria, pero además me robó también los muchos contratos que seguro me iban a salir con ella, y eso es muy grave". El albacetense estimaba que de haber sido Espartaco seguro que se la habría dado, "y a él no le hace falta en absoluto, mientras que para mi temporada era fundamental ese trofeo".
Tras insistir en que el usía debe limitarse a cumplir el reglamento y otorgar el primer trofeo si lo pide el público aunque no le hubiera gustado la faena, añadía que su labor frente a ese toro fue meritoria: "Porque era violento y tuve que poderle y bajarle mucho la mano, por lo que era imposible relajarse y torear a gusto, aunque ha sido una faena de valor, temple y ligazón que entendió rápidamente el aficionado".
Después recordaba las declaraciones que realizó a este periódico hace unos días, y publicadas ayer, en el sentido de que en Madrid se exige demasiado a los toreros jóvenes, aunque las concretaba en un sector: "Hoy sólo me quejo del tendido 7, que se excedió conmigo. Menos mal que el resto de la plaza lo comprendió así y se volcó en mi favor".
Del sexto toro subrayaba que era mejor no acordarse, "porque cumplió en varas y banderillas, pero llegó a la muleta paradísimo, lo que entendió otra vez toda la gente menos los del 7, que me pidieron que lo llevara al centro. Ya se vió que así lo hice, como les indiqué desde el ruedo, y seguía sin valer. O sea, que se equivocaron".
Pese a tanta crítica, concluía que no estaba enfadado con los aficionados de este tendido, porque cree que si le exigen tanto es porque se acuerdan de su gran triunfo como novillero hace cinco años: "El cabreo es contra el robo presidencial, ese si que es decisivo y estoy que echo chispas con él".
La filosofía del veterano
Su paisano y amigo Dámaso González se tomó las cosas con la mayor filosofía propia de un veterano curtido en mil batallas: "No vale la pena enfadarse. La corrida, a excepción del primer toro de Rafi, no sirvió, tal y como todos sabíamos desde antes de que empezara". Su lote lo vió noble pero soso. A pesar de ello brindó ambos, el segundo al también albacetense y matador de toros retirado Pedro Martínez Pedrés, como explicaba: "Era un detalle para mi maestro, por si acaso ha sido mi último toro en Madrid, cosa que decidiré al final de esta temporada".
También Tomás Campuzano se refería en un tono similar a los toros que le correspondieron: "Con semejante material no hay quien se luzca, tienes que limitarte a arriesgar para nada y después a matarlos lo más dignamente posible. Por desgracia, eso de poco me va a valer de cara a que me salgan contratos, pero tengo la conciencia tranquila".
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