Scalfaro pide al asumir la presidencia que se reforme la Constitución italiana
"Invito al Parlamento a que proceda al nombramiento de una comisión bicameral con la tarea de revisar global y orgánicamente la Carta Constitucional en lo que se refiere a la articulación de las diversas instituciones", dijo ayer el nuevo presidente de Italia, Oscar Luigi Scalfaro, tras jurar su cargo. Subrayó que esa reforma "es competencia del Parlamento". Y añadió: "Atención. Hasta que no haya modificaciones grandes o pequeñas aprobadas por las Cámaras, la Constitución de 1948 es plenamente operante y debe ser respetada".
El conservador Scalfaro se presentó así, en su primera comparecencia pública, como un moderado y prudente reformista, distante de los intentos de precipitar el cambio institucional por la vía de los referendos, aunque atento a los deseos expresados el pasado 5 de abril "en el secreto de las urnas" por el pueblo italiano. "Ya no es posible entretenerse en disquisiciones incluso elegantes, pero inoperantes", dijo.Su discurso, que duró 40 minutos y fue interrumpido por aplausos 10 veces, resultó mejor acogido por la izquierda que por la derecha. Achille Occhetto, líder del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), lo encontró "prometedor". "Es más de lo que esperábamos", dijo. Y Sergio Garavini, secretario de Refundación Comunista, que no votó a Scalfaro, le reconoció "puntos positivos, como que haya declarado la supremacía del Parlamento y la Constitución".
El líder socialista, Bettíno Craxi, se limitó, en cambio, a decir que le había parecido "bueno", mientras Arnaldo Forlani, secretario de la Derncracia Cristiana (DC), señalaba: "Bello y digno". La única valoración despectiva vino del neofascista Gianfranco Fini, que lo calificó de "discurso ecuménico".
Tras oír misa en Santa Andrea della Valle, el democristiano Scalfaro atravesó el centro de Roma, cerrado por fortísimas medidas de seguridad, en un Lancia Flaminia descubierto, y a las diez en punto de la mañana llegó a Montecitorio, sede de la Cámara de los Diputados, para jurar la Constitución y pronunciar su primer discurso.
"Después de que me votárais, me paré a meditar y a rezar para pedir luz y fuerza y capacidad de sacrificio a Dios, en quien creo con tanta pobreza de corazón. Me paré a pedir protección y coraje a aquella que, humilde y alta, es madre de Dios y del hombre", dijo en su introducción antes de expresar su respeto por cualquier actitud ante la religión.
Marcando distancias con el estilo de su predecesor, Francesco Cossiga, saludó al pueblo "a través del Parlamento" y dijo que ése es el foro constitucional de expresión del presidente, y no la televisión ni los diarios.
Sacrificios necesarios
Sobre el déficit público, Scalfaro afirmó que "urgen y se ciernen sacrificios. No basta estar convencido de ellos, sino que hay que quererlos. Es preciso que el Estado sepa distribuirlos de modo que pesen más sobre quien tiene más posibilidades".
Sobre la delincuencia mafiosa, señaló que tiene que haber "un entendimiento estrecho entre el Ministerio del Interior y la magistratura", a la que recordó que, "fuerte en la defensa de su autonormía", no debe tolerar que "crezcan intereses de parte" en su seno. Giovanni Galloní, vicepresidente del Consejo Superior de la Magistratura (CSM), que mantuvo graves enfrentamientos con Cossiga, apreció las palabras del nuevo presidente.
En cuanto a la corrupción, a la luz de la investigación que avanza en Milán, con presuntas implicaciones de los grandes partidos y empresas, Scalfaro dijo: "El abuso del dinero público es un hecho gravísimo que defrauda y roba al ciudadano".
[El Papa felicitó a Scalfaro y le envió su "bendición apoastólica", extensiva a todo el pueblo italiano, informaba el miércoles el diario La Repubblica. El nuevo presidente le contestó: "Santidad, me siento conmovido, pero yo soy un servidor cristiano de un Estado laico".]
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