Fuerzas bosnias atacan un convoy del Ejercito mientras siguen los combates en Sarajevo
Un intenso bombardeo del centro de Sarajevo por la artillería serbia y nuevos combates en sus calles tras el asalto de fuerzas bosnias a un convoy del Ejército serbio-federal fueron las dos principales acciones bélicas de las numerosas que se produjeron ayer en toda Bosnia-Herzegovina. Mientras la comunidad internacional coordinaba las medidas sancionadoras contra Serbia , Montenegro, Rusia se mostró por primera vez dispuesta a aplicarlas. La guerra sigue impidiendo todo alivio de la dramática situación alimentaria y sanitaria en Sarajevo y otras ciudades bosnias cercadas por fuerzas serbias.
Los 16 civiles muertos y más de 100 heridos causados por tres granadas de mortero lanzadas al centro de Sarajevo desde posiciones serbias el miércoles no detuvieron la espiral de violencia, pese a la consternación que las imágenes de sangre y desesperación causaron. Aún no habían sido evacuados los cadáveres y los heridos del lugar de la tragedia cuando estallaron nuevos combates en la ciudad.
Los enfrentamientos se desarrollaron alrededor de los cuarteles del Ejército federal, todavía no evacuados. Las dos partes se culpan mutuamente de haber reabierto el fuego.
El cuartel en Nedzarici, barrio de Sarajevo, fue abandonado por el Ejército serbio-federal, pero la evacuación del cuartel Mariscal Tito fue interrumpida tras una emboscada de fuerzas gubernamentales bosnias, que lograron apoderarse de varios camiones de armamento.
Las autoridades serbias en Bosnia habían dilatado las negociaciones sobre la evacuación de los cuarteles, tratando de forzar el compromiso de no atacar a cambio de llevarse el armamento. Los bosnios exigen una parte del mismo que consideran propiedad de la Defensa Territorial de la república.
El enviado especial de Belgrado, el general Nedeljko Boskovic, culpó directamente a los serbios en Bosnia de obstaculizar la evacuación y, consternado ante los acontecimientos trágicos en Sarajevo, no descartó la posibilidad de que la parte serbia fuera culpable. Sus declaraciones insisten en la nueva tendencia de Belgrado a distanciarse de la guerra de Bosnia, dada la presión de la comunidad internacional.
Biljana Plavsic, dirigente serbia en Bosnia, calificó al general Boskovic de traidor al pueblo serbio, revelando así los primeros conflictos entre los serbios y las primeras brechas entre los intereses militares de Belgrado y los serbios en Bosnia.
Los generales Mladic y Gvero, al mando de las fuerzas serbias en Bosnia, negaron que sus tropas hayan cometido la matanza de Sarajevo. El mismo general Gvero había negado en diciembre pasado que el Ejército federal hubiera bombardeado Dubrovnik el mismo día en que desaparecían bajo las bombas nueve palacios en esta ciudad.
Contra los criminales
El presidente de Bosnia, el musulmán Alia Izetbegovic, se dirigió a la población haciendo un llamamiento a las tres etnias "para defender la república en contra de los criminales", al mismo tiempo que la delegación musulmana abandonó las negociaciones en Lisboa sobre el futuro de Bosnia.
Otras ciudades fueron asimismo escenario de nuevos ataques serbios. Tuzla fue bombardeada desde las montañas circundantes; Jajce recibió las primeras granadas en lo que va de guerra. En Gozde, los combates no se han atenuado.
Rusia está dispuesta a aplicar sanciones contra Yugoslavia, aunque por el momento continúa los esfuerzos para encontrar una solución pacífica al conflicto, declararon ayer altos funcionarios del Ministerio de Exteriores de Rusia, informa Rodrigo Fernández desde Moscú. "Si se descubre que realmente, a pesar de los acuerdos a que se ha llegado, hay violaciones por parte de Yugoslavia, está claro que Rusia debe reaccionar muy duramente", declaró Borís Kolokolov, viceministro de Exteriores.
Por primera vez, Rusia acepta así la posibilidad de apoyar sanciones contra Serbia y Montenegro. El primer ministro británico, John Major, de visita oficial en Hungría, coincidió con su homólogo húngaro, Jozsef Antall, en la necesidad de aplicar duras medidas contra Belgrado para frenar a Serbia, a la que ambos calificaron como el principal responsable de la guerra en Bosnia-Herzegovina.
El secretario general de las ONU, Butros Gali, expresó ayer serias reservas a la propuesta de enviar suficientes cascos azules para garantizar el suministro de ayuda humanitaria a Sarajevo y otras localidades de Bosnia. Según un informe de Gali, hecho público por la agencia Reuter, esta operación sería extremadamente cara y peligrosa, por lo que se inclina a buscar acuerdos entre los combatientes para que se respete el suministro de alimentos y medicinas.
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