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GUERRA EN LOS BALCANES

Serbios de pura raza

La nueva Yugoslavia 'limpia' la provincia de Voivodina, en la que conviven unas 20 etnias

La expulsión de los croatas, húngaros, rutenios y ucranios ha comenzado en varios pueblos de Voivodina, la provincia septentrional serbia donde conviven más de 20 etnias. "Voté por Slobodan Milosevic y él me tiene que decir adónde debo ir", asegura resueltamente Jelica, serbia, maestra de enseñanza primaria en Hrtkovci, un pueblo multiétnico situado a unos 60 kilómetros de Belgrado, donde ha comenzado la expulsión sistemática de los no serbios.

Jelica, de 48 años, huérfana desde la infancia, ya que sus padres sucumbieron a las enfermedades contraídas en los campos de concentración nazis, recibe todas las noches llamadas telefónicas amenazadoras. "¿Cuándo te vas? ¿Dónde está tu marido, ustasha [ultranacionalista croata?", pregunta una voz femenina.Franjo, el marido de Jelica, de nacionalidad croata, acudió a la movilización del Ejército federal y combatió cinco meses en Eslavonia. "Volvió del frente traumatizado", cuenta Jelica, "y no pudo soportar las amenazas. Se fue del pueblo. A mi hijo lo mandé a Austria para que no tenga que justificar si es serbio o croata. Le dije que se olvidara de su patria y que no volviera. No entiendo adónde nos quieren mandar. De mis 36 alumnos, el 90% son de familias étnicamente mixtas".

Los vecinos de Jelica se están yendo. En Hrtkovci vivían 1.089 croatas, 558 serbios, 518 húngaros y otra decena de etnias.

Terror nocturno

El 6 de mayo pasado, Vojislav Seselj, dirijente ultranacionalista serbio, convocó una manifestación en Hrtkovci para exigir públicamente que los croatas y los húngaros fueran expulsados.

El terror comenzó en los días siguientes. Llegaban hombres armados y con las listas de las personas a expulsar atemorizaban a la población. Durante la noche, exigían a los croatas y a los húngaros que abandonaran sus casas en pocas horas. A pesar de los esfuerzos de las autoridades policiales, el proceso no se detuvo. Además, el presidente serbio, Slobodan Milosevic, afirmó que Vojislav Seselj era el líder opositor al que más respetaba.

"En nuestro pueblo recibimos a centenares de refugiados serbios de Croacia", explica Dragutin Trifunovic, director de la escuela primaria. 'Los refugiados trajeron a Seselj. Nadie en el pueblo era partidario suyo. Ahora vienen los hombres con las listas de las propiedades croatas y húngaras y obligan al éxodo. Más de 14 niños se han ido en los últimos tres días", se lamenta el director. "Los llevan a Hungría, Austria y Suecia, allí donde tengan parientes".

La familia Maglic tardó tres días en abandonar su casa de tres pisos. El nombre del nuevo dueño, un serbio de Rijeka (Croacia), está escrito en la puerta. Los vecinos de los Maglic, una familia serbio-húngara, hablan en voz baja, con miedo. Janos, el patriarca de la familia, llora y susurra: "Hay muchas presiones". Su nuera, Jovanka, serbia, dice que no sabe cuánta gente se ha ido: "Tienen miedo a decir que reciben llamadas telefónicas nocturnas. Se van a escondidas, dejándolo todo".

En las oficinas municipales no dan abasto para expedir todos los pasaportes y actas de nacimiento, ya que los viajes se realizan vía Hungría. El cura católico expide las partidas de bautizos. Las ventanas del municipio están cubiertas de anuncios del intercambio de propiedades.

Los serbios de Eslavonia (Croacia) ofrecen el intercambio de casas y tierras con los croatas de Voivodina. Este proceso de trueque de propiedades e intercambio étnico ha empezado hace meses. "Cincuenta propiedades en Kula se cambian por unas parecidas en algún pueblo de Voivodina", dice un anuncio con un mapa y la explicación de las ventajas del pueblo: "Tiene líneas telefónicás, estadio deportivo, una casa de la Cultura, líneas de autobuses a Zagreb".

Serbio permuta propiedad

Branko, serbio de Croacia, no ha puesto un anuncio. Lleva dos meses circulando por los pueblos de Voivodina ofreciendo sus propiedades en Virovitica (Croacia) por algo similar en Voivodina. "Huí de Croacia porque no quise combatir. Ahora no puedo volver". Enseña las fotos de sus dos casas, tractores, instalaciones para la cría industrial de pollos, campos de manzanilla.

"Sólo la manzanilla valía 60.000 marcos alemanes el año pasado", comenta Branko, resig nado. Añade que ha perdido todo. "Espero que alguien querrá ir a mi casa. Mis padres si guen ahí, intentando proteger la propiedad de las autoridades croatas". Hay muchos hombres como Branko en Kovi y otros pueblos de Voivodina, seguros de que el intercambio de la po blación es inminente, e intentan do hacerlo de la manera menos dolorosa. Mientras tanto, las bombas en los jardines de los croatas, húngaros y serbios inapropiadamente casados con personas de otras etnias, las amenazas físicas, la destrucción de las propiedades y otros métodos de presión se han extendido peligrosamente por Voivodina. Las autoridades no intentan parar el proceso. Las marlas locales, en cooperación con los nacionalistas serbios y algunos refugiados serbios de Croacia deseosos de venganza, atemorizan a la población.

No hay cifras exactas de cuántas familias sucumbieron a la presión del terror psicológico y físico, optando por abandonar sus hogares. Este proceso se lleva sin publicidad, oscurecido por el éxodo masivo y dramático de los refugiados de Bosnia y Herzegovina.

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