César Rincón: "Demostré que también soy un torero artista"
El sabor agridulce que reconocía sentir César Rincón en el hotel, una vez finalizada la corrida, le llevaba a quejarse de sus fallos con el estoque en el tercero de la tarde y a presumir de su faena al mismo toro: "Lo más importante para mí es que demostré que también soy un torero artista, ese era mi objetivo fundamental en mi primera tarde de feria".El colombiano afirmaba que el toro le gustó mucho porque tenía clase, "posiblemente más que ninguno de los que he lidiado hasta ahora en Madnd", y por eso su máximo empeño era torearlo con clasicismo: "En esta plaza tan decisiva en mi carrera, y a la que agradezco de corazón su apoyo siempre, me habían visto triunfar aplicando la verdad y la autenticidad del toreo, pero creo que mi calibre hoy fue el artístico".
Rincón añadía que vio a los espectadores tan entregados que estaba seguro de que le hubieran dado las dos orejas si acierta con la espada: "Aquí se saborean como en ningún sitio la pureza del toreo, por eso aún estoy enfadadísimo conmigo por no acertar en la suerte suprema". El torero, que tenía más confianza en su segundo toro, admitía que se equivocó rotundamente: "En esto de los pronósticos sí que he demostrado que no valgo".
No quería responder a la pregunta de si estimaba haber dado una lección a sus compañeros de ayer y al resto de las figuras que han intervenido en la feria: "Eso deben decirlo la crítica y el público. Cada uno explica su lección en el ruedo y se somete a juicio". No obstante, antes de despedirse para atender a la cola de periodistas que le aguardaban, varios de ellos venidos expresamente desde Colombia, arguía: "Lo que creo sin dudas es que desaté la pasión como no se vio hasta ahora en la feria. Y eso con mi faceta artística, por lo que, al margen de las orejas, el objetivo se cuniplió".
Ganar la partida
Ortega Cano y Jesulín de Ubrique coincidían en que Rincón no les ganó la partida, aún admitiendo ambos que estuvo muy bien. "Tuvo el mejor toro, con mucho y se lució", resumía Ortega Cano, para añadir que él, como amigo, se alegraba mucho del éxito del colombiano. Jesulín destacaba a ese toro que le tocó a Rincón: "Fue sensacional y sentí envidia sana, porque yo también me hubiera lucido con él".
El de Cartagena se defendía al cuestionarle sobre si no le había podido la casta de su segundo: "No, qué va. Simplemente ocurrió que cada vez entraba con la cara más alta y era incómodo, aunque sí admito que sufrí algunos enganchones en la muleta y ya se sabe que en Las Ventas quieren todo muy perfecto desde el principio". Victoriano Valencia, su apoderado cerraba el tema sin rodeos: "Nada, nada, dos toros imposibles", y el torero decía que como él no rehuye nunca Madrid si le ofrecen toreat la corrida de Beneficencia lo estudiará con cariño: "si nos interesen las condiciones".
Babelia
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