Capital de la esmeralda
Colombia se convertirá en el centro mundial del comercio de esta piedra preciosa
Colombia, primer productor de esmeraldas del mundo, se convertirá este año en el centro internacional del comercio de esta codiciada piedra. Los productores, que hasta hace poco protagonizaron una guerra fratricida, se dieron la mano y hoy trabajan por un proyecto común: la bolsa internacional de la esmeralda.
La sede de esta compra-venta de esmeraldas será un hotel en Bogotá. "Es una necesidad el tener un control sobre nuestro producto", dijo Germán Bernal, gerente de Tecniminas, la principal empresa colombiana dedicada a esta explotación. Sin embargo, confiesa Bernal, no es tarea fácil. "Hay que cambiar toda la mentalidad de un sector, incluso la mentalidad política del Gobierno".El 50% de las esmeraldas que se venden en el mundo salen de Colombia. Son famosas por su pureza, tamaño, brillo, cristal y variedad. Zambia, Zimbabue y Brasil comparten casi el total del resto de la producción. La historia de la esmeralda en Colombia ha sido hasta ahora una historia de violencia. La llamada guerra verde duró casi tres décadas y dejó miles de muertos. Empezó cuando el Gobierno volvió ilegal el negocio para todo el que no fuera agente estatal. Se generaron entonces diversos enfrentamientos: el del Gobierno contra los que manejaban el comercio ilegal, que controlaban el 90% de la producción; el de familias productoras entre sí, el de los contrabandistas. En julio de 1990 se celebró la paz con más de 20 fiestas en las que bailaron y bebieron juntos amigos y enemigos. Se calcula que entre 200.000 y 300.000 familias colombianas están vinculadas a este negocio.
La idea de la bolsa es una idea vieja. Venía dando vueltas, hace ya un tiempo, en la cabeza de Víctor Carranza. "Víctor ha sido el abanderado de esta causa por una sencilla razón: es el auténtico minero. Nació en las minas, se crió en las minas, trabajó toda su vida en las minas. Su fortuna la hizo en las minas y tiene un concepto muy claro de la parte operativa, técnica y comercial de la explotación de las esmeraldas", dice Germán Bernal.
Pero para el colombiano común Víctor Carranza es casi un personaje de leyenda. Durante años lideró una guerra feroz contra el cartel de Medellín. El día en que murió Gonzalo Rodríguez Gacha, jefe militar de este grupo dedicado al narcotráfico, en las minas de esmeraldas de la provincia de Boyacá hubo baile, bebida y pólvora hasta el amanecer.
Con la bolsa se pondrá orden a un comercio que siempre ha sido caótico. La idea es controlar la cadena vertical, desde la extracción de la materia prima hasta que la gema llegue al consumidor. Se busca también estabilizar los precios y controlar la calidad. La bolsa cambiará la vida de los miles de guaqueros que sin horario, patrón ni ley, se encargan de hurgar, a las orillas del río minero, en busca de una piedra verde que los saque de la miseria.
Una nueva vida tendrán también los casi 5.000 comerciantes que tienen, desde hace tiempo, por oficina una céntrica esquina de Bogotá: la Jiménez con Séptima: "Yo estoy contento con la creación de la bolsa", dijo a EL PAÍS uno de ellos mientras guardaba entre un pedazo de papel de arroz tres pequeñas piedras verdes que acababa de ofrecer a un cliente. "El negocio será más seguro, menos violento", agregó. En la Jiménez con Séptima más de una vez, a punta de tiros, se han saldado cuentas. A una cuadra de este sitio de compraventa callejera está ya remodelado un viejo edificio.
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