Ortega Cano se negó a torear

A punto estuvo de suspenderse la corrida. Los veterinarios rechazaron cuatro de los seis toros de Torrestrella. Álvaro Domecq, descontento, se llevó los dos aprobados. La empresa buscó y halló una corrida de Carlos Núñez. El primer espada del cartel, Ortega Cano, dijo, entonces, que él no toreaba. Y lo que son las cosas: la afición ganó con el cambio. Al menos, con los toros. Los de Núñez demostraron que la sangre brava existe, que la casta es una cualidad difícil de explicar, pero fácil de sentir; que la emoción es posible; que el toreo es importante cuando el toro es toro...

¿Y los toreros? Bien, gracias. Sin más. Es decir, por debajo del juego de los toros. Se cortaron cuatro orejas, pero otras muchas se fueron colgando a la espera de coletudos más dispuestos.

A Rincón le regalaron la oreja del tercero y nadie sabe por qué. La petición fue tan minoritaria que las mulillas ya iban camino del desolladero cuando el alguacilillo corrió tras ellas como un condenado para cortar el apéndice. Animoso, el torero colombiano no redondeó nada y mató mal. El quinto exigía un torero muy dispuesto. Rincón lo estuvo sólo al final, toreando al natural, y consiguió dos series que levantaron los ánimos. Valiente, pero sin acoplarse, sin emocionarse... como quien tiene la cabeza en Madrid...

Litri fue más Litri. Con el segundo estuvo pesado. Lo mató de una gran estocada; sin duda, lo mejor de la tarde. Con el cuarto, el más noble y de más franco recorrido, estuvo en Litri. Y el público se lo agradeció. Puso a colación el litrazo, pases mirando al tendido, molinetes, manoletinas, y, finalmente, el desplante de rodillas. Todo ello, adobado, y no es poco, con una buena serie por la derecha y algunos naturales estimables. En el sexto demostró más torería, manejó la franela con técnica y gusto.

Silencios en la Maestranza

Otros festejos del domingo, según informa Efe: Sevilla. Tres cuartos de entrada. Novillos de Jandilla, deslucidos. Luis de Pauloba, silencio; aviso y ovación. Chamaco, silencio y ovación. Sánchez Mejías, silencio en los dos.

Córdoba. Media entrada. Toros de Ramón Sánchez, nobles, flojos. Roberto Domínguez, ovación y vuelta. Enrique Ponce, ovación y silencio. Manuel Caballero, palmas y ovación.

Barcelona. Novillos de Cabral, nobles y flojos. Manolo Sánchez, palmas y ovación. Andresín, silencio y ovación. El Califa: aviso y ovacionado.