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El Gobierno alemán quiere que su Ejército pueda actuar fuera de la zona de la OTAN

La salida de Hans-Dietrich Genscher de la dirección de la diplomacia alemana ha tenido efectos inmediatos. Bonn parece ahora dispuesto a asumir responsabilidades en materia de seguridad, más allá de los límites de su ley fundamental, que le impide actuar militarmente fuera del territorio de la Alianza Atlántica. La firma, mañana en La Rochelle, del tratado por el que se crea el Cuerpo de Ejército franco-alemán, y las primeras declaraciones del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Klaus Kinkel, han provocado ya la reacción del Partido Socialdemócrata (SPD), que se opone radicalmente.

"En el futuro no va a ser suficiente que las tropas alemanas tomen parte en misiones de las Naciones Unidas sin un arma", declaró Kinkel el mismo día de su toma de posesión. Su aclaración acababa así con la posibilidad de un acercamiento entre el Gobierno y la oposición socialdemócrata para que la reforma constitucional abriera el camino a algún tipo de participación militar de Alemania en los conflictos internacionales. El SPD, cuyo voto es imprescindble para alcanzar los dos tercios que requiere un cambio en la Constitución, había llegado a aceptar la participación de soldados alemanes en las misiones de los cascos azules de la ONU, pero a condición de que no fueran armados.

El siguiente paso de Kinkel ha sido viajar a Francia para preparar la cumbre franco-alemana en la que tomará forma el embrión de lo que París y Bonn quieren que se convierta en el futuro Ejército Europeo, un tratado que, según fuentes gubernamentales, en ningún momento limita la actuación de este cuerpo al territorio de la Alianza Atlántica.

"Una clara señal"

"Quiero enviar una clara señal", dijo el nuevo jefe de la diplomacia de Bonn refiriéndose a su primer viaje oficial, "con la unificación, la política exterior de Alemania ha asumido mayores responsabilidades. Voy a mostrar a nuestros vecinos que nuestra política seguirá siendo predecible y segura. Habrá continuidad, pero también está abierta a nuevos desarrollos, aunque no hay motivo para nerviosismos". Refiriéndose al tema de la presencia militar fuera de la Alianza Atlántica, y más concretamente a la presencia en misiones de las Naciones Unidas, Kinkel descartó radicalmente que los soldados alemanes pudieran efectuar su trabajo sin armas, y propuso un concepto global del tema en la reforma constitucional en curso. "No creo que podamos encontrar soluciones aisladas, habrá que introducir un concepto global en la nueva Constitución".

La reacción del SPD ha sido inmediata, amenazando con bloquear cualquier intento de reforma constitucional que abra la puerta a una mayor presencia militar alemana en el mundo.

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"La participación de Alemania en el Cuerpo de Ejército franco-alemán y en la Unión Europea Occidental (UEO)", decía una nota de los socialdemócratas, "está sujeta a lo establecido en la Constitución, y cualquiera que lo ignore viola la ley fundamental".

Para el SPD, las últimas maniobras del Gobierno de Helmut Kohl están destinadas "a preparar a la opinión pública a aceptar la idea de que soldados alemanes puedan luchar fuera de su país".

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