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Entrevista:

"El Gobierno, que gobierne"

Presidente de IntertextilEl presidente de la patronal española Intertextil apoya la firmeza del Gobierno para sacar adelante sin consenso los proyectos que considera necesarios para el país, aunque admite que su sector no tiene dificultades para pactar con los sindicatos. Apoya la lucha contra la cultura del subsidio al tiempo que recuerda los privilegios de las textiles públicas. El textil está como casi siempre: mal y bien. Civit cree que el Gobierno y la CE deben crear un entorno adecuado.

Pregunta. ¿En qué forma afectan al textil las medidas para reducir el déficit del Inem y reducir la rotación laboral?

Respuesta. No sé qué efectos tendrá, pero cualquier paso que se pueda hacer para evitar déficit en el Inem o para evitar situaciones anómalas de los empresarios me parece correcto.

P. Los sindicatos se consideran agredidos por estas medidas y afirman que el Gobierno les castiga a ellos por el déficit del Inem, pero no a los empresarios.

R. Nosotros llevamos dos años de intensas negociaciones con los sindicatos y habíamos logrado un cierto acuerdo para establecer un sistema de compensaciones para adecuar nuestra producción a los problemas de la estacionalidad y de la moda. Ese acuerdo no ha llegado a ser efectivo porque comportaba un cambio de las normas laborales que no fue aceptado por la Administración.

P. ¿Eso rompe de alguna manera la idea tan extendida de que son los sindicatos los que no dialogan, y no el Gobierno?

R. Creo que hay dos niveles distintos en los sindicatos: las cúpulas y las federaciones sectoriales. Con éstas es mucho más fácil llegar a acuerdos que con las cúpulas, como dijo hace pocos días el presidente del Gobierno, Felipe González. Nosotros acabamos de negociar el convenio sectorial sin que haya habido ninguna confrontación.

P. ¿La reforma de la contratación afecta a un sector como el suyo, con vocación de ser industria de temporada y que parece necesitar especialmente la contratación a muy corto plazo?

R. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. La adecuación a los periodos de baja o alta demanda no se soluciona con la contratación temporal. Se trata precisamente de que los trabajadores fijos de cada empresa se puedan adaptar a las fases de caída de la producción.

P. ¿Cómo ve Intertextil la ley de huelga y el recorte de las prestaciones por desempleo?

R. Para hacer un análisis a fondo de la ley de huelga deberemos conocer el texto con detalle. Según como esté promulgada puede ser positiva o puede ser negativa y quizá estaríamos mejor quedándonos como hasta ahora. Pero el Gobierno está demostrando que las directrices que quiere someter a través del Plan de Convergencia las pondrá en marcha al margen de los criterios que puedan surgir en el país. Creo que eso es bueno si realmente hay una implantación absolutamente decidida por parte del Gobierno de establecer unas normas. En una palabra: que el Gobierno, gobierne.

P. ¿Cómo ve el 28-M?

R. En nuestro diálogo con las centrales en estos últimos meses no hemos visto ningún interés profundo en ir a una ruptura y provocar una huelga.

P. ¿Significa eso que es el Gobierno el que ha conducido a la huelga a los sindicatos?

R. Pedir la retirada de una normativa aprobada por el Parlamento no justifica la convocatoria de una huelga general. No veo un motivo económico en esta huelga, más bien un motivo político de enfrentamiento.

P. La conflictividad laboral ha afectado más en los últimos años a las empresas públicas que a las privadas. ¿La regulación de la huelga obedece a una necesidad de defensa de las empresas públicas frente a estos conflictos?

R. Las empresas públicas tienen el cometido de servir al país. Cuando una empresa pública se ve sometida a huelgas indiscriminadas deja de servir al país. En este sentido, la necesidad de regular estas huelgas no es sólo del Gobierno, sino que forma parte de los intereses colectivos del país.

P. ¿Avala las palabras de Solchaga cuando critica la cultura del subsidio?

R. Absolutamente. Pero en nuestro país hay algunas incongruencias en esta materia. Por ejemplo, nos encontramos con empresas públicas que aún piden subvenciones. Me refiero a las textiles del patrimonio del Estado, a Intelhorce y a Hytasa, que han cambiado de nombre varias veces y que han tenido subvenciones importantísimas, del orden de 48.000 millones de pesetas, que han significado para estas empresas importes muy superiores a los que supuso el plan de reconversión textil de 1981-1986. En estos momentos estas empresas, debido a los avatares que han sufrido, aún continúan pidiendo subvenciones. Eso es una incongruencia que para el empresario textil supone una desorientación.

P. Pero el textil ofrece esa misma imagen, siempre reclamando ayudas de algún tipo.

R. Eso no es cierto en absoluto. Lo único que pedimos es la creación de un entorno que sea favorable a la industria textil y a la manufacturera en general.

P. ¿Qué quiere decir entorno?

R. En primer lugar, dar confianza al mundo empresarial. Y eso no se logra precisamente con declaraciones como las mencionadas anteriormente sentenciando al sector a su desaparición. En segundo lugar significa la defensa de una política comercial coherente dentro de la propia Comunidad frente a las conversaciones de la Ronda Uruguay y a los problemas que nos crean las prácticas de dumping de los países en vías de desarrollo sin ninguna contraprestación por otro lado. Y en tercer lugar crear una política macroeconómica que sea buena para la economía en general, pero que no perjudique a sectores manufactureros.

P. El sector se ha quejado tradicionalmente del alto valor de la peseta porque dificulta las exportaciones y facilita las importaciones. Sin embargo, esa fortaleza es un factor positivo a la hora de importar maquinaria para facilitar esa renovación tecnológica.

R. Eso es cierto. El alto valor de la peseta tiene esa doble vertiente. Pero hemos de poner más énfasis en la comercialización que en la renovación tecnológica. Por eso preferimos una peseta más baja. Entre Solchaga y el comisario Marín

Entre Solchaga y el comisario Marín

W. O.Pregunta. ¿Cómo está el textil?

Respuesta. A pesar de los pesares, va tirando adelante. Y digo a pesar de los pesares porque, como ya es sabido, el ministro Solchaga, en su última estancia en Barcelona, nos dijo que el sector era como el de la siderúrgica integral: sin un lugar en Europa.

P. Ese parecer ya había sido planteado por el comisario europeo Manuel Marín. La CE no parece que tenga demasiada fe en el futuro de su textil.

R. El textil da empleo a tres millones de personas en Europa. Eso basta para resaltar su importancia. No se puede dejar en manos de manifestaciones o interpretaciones tan primarias. Por eso la patronal europea Comitextil está preparando un importante simposio el próximo otoño en el que emplazaremos al presidente de la Comisión, Jacques Delors, para que defina lo que puede ser la industria textil del futuro en Europa. El debate está abierto, y pasa por un buen acuerdo en la Ronda Uruguay.

P. Pero el textil rara vez aparece mencionado como una de las carpetas básicas para cerrar de una vez las conversaciones de la Ronda Uruguay. Los temas agrícolas o de propiedad intelectual son los que bloquean realmente el acuerdo.

R. Todo el textil europeo se plantea esa incógnita: saber si es tenido en cuenta en el cierre de la Ronda Uruguay y si la apertura de los mercados implicará a todos: a nosotros y a los países en desarrollo.

P. El horizonte político no parece acompañar a sus deseos, en un momento en que los gobiernos coinciden en la necesidad de impulsar las economías de los países del Este y del Magreb para frenar las corrientes migratorias. Y el textil es precisamente un sector muy adecuado para ayudar al desarrollo de esos países.

R. Es necesario el desarrollo del textil de esos países y con prioridad frente a países como los de Extremo Oriente. Comitextil ha aceptado, aunque tampoco tenía otro remedio, los pactos preferenciales firmados con países como Checoslovaquia, Hungría o Polonia, en los que el textil tiene una cierta prioridad y una entrada en la propia CE.

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