Compromisos vulnerados
La unidad e integridad territorial de Bosnia-Herzegovina fue uno de los principios aceptados por todos los participantes en la ronda de negociaciones de Lisboa, celebrada la semana pasada, según confirmó una fuente próxima de la mediación portuguesa. Según el embajador Cutileiro, no podría ser de otra manera, puesto que la Comunidad Europea (CE) reconoció la independencia de la república ex yugoslava, y simultáneamente sus actuales fronteras.Los encuentros de Lisboa estuvieron marcados por una serie de incidentes que revelaron la tensión existente entre las tres comunidades -serbia, musulmana y croata- y que no permitió siquiera la realización de una única reunión plenaria.
Garantías de unidad
Al inicio de la ronda de negociaciones, la delegación serbia exigió la presencia del presidente bosnio, Alia Izetbegovic, a la cabeza de la representación musulmana para iniciar las negociaciones. El presidente bosnio solamente aceptó ir a Lisboa después de haber recibido de los mediadores portugueses garantías formales de que sería respetada la unidad del país.
Izetbegovic declaró a su llegada a Portugal que no participaría directamente en las negociaciones y que no permanecería en Lisboa más de veinticuatro horas. Rechazó las hipótesis de transformación de Bosnia en Estado federal o confederal. Su única concesión a las exigencias de las otras partes consistió en aceptar discutir el principio de territorios distintos y con fronteras estables para cada una de las tres comunidades.
[Estados Unidos criticó ayer el acuerdo alcanzado por serbios y croatas para repartirse Bosnia-Herzegovina, sin contar con la posición de los musulmanes, que son la minoría mayoritaria en la república, informa France Presse.]
En encuentros separados con el mediador Cutileiro, las tres delegaciones aceptaron la transformación de Bosnia en un Estado unitario, pero constituido por tres comunidades, según el llamado "modelo belga". Los negociadores estudiaron el mapa con los resultados del censo de 1981, el último en el que se recogieron datos relativos a la composición étnica de cada una de las seis repúblicas yugoslavas.
Otro punto de la agenda de Lisboa fue la discusión de las competencias del futuro Gobierno común y de las instancias locales, cuestión que no llegó a ser abordada.
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